Voy a decirlo sin rodeos: doña Trisagia asesinó a su esposo. Le administró una pócima hecha con una tercera parte de cianuro, una tercera parte de est...
Desvístete delante de mi amigo -le pidió el marido a su guapa y escultural mujer-. Quiero que te vea completamente desnuda. La bella señora se asustó ...
¿A qué edad empiezan los hombres a tener problemas de disfunción eréctil? A la edad en que empiezan a hacer esa pregunta. Don Cucurulo cortejaba discr...
¿Qué ganas con beber tanto, hijo mío? -le preguntó el padre Arsilio a Empédocles Etílez, el borrachín del pueblo. Replicó el temulento: No lo hago por...
Observe usted a la mujer que está en aquella mesa -le dijo el gran detective Sherlock Holmes a su inseparable amigo el doctor Watson-. Se pinta el cab...
De mil amores, multiplicados por 10 mil, habría ido yo a la conferencia que en la Universidad dictó Irene Vallejo. Desgraciadamente tenía cosas menos ...
A la prima Celia Rima, versificadora de ocasión, se le ocurrió la siguiente cuarteta a propósito del intento -que esperemos quede en intento- de López...
Hay que decirlo con todas sus letras: a veces la vida es muy cabrona. Te da golpes que te dejan el corazón como perro atropellado, y a ti sin ganas de...
Llegó la Lujuria. Y los demás pecados le dijeron: Hola, Lujuria. Llegó la Envidia. Y los demás pecados le dijeron: Hola, Envidia. Llegó la Gula. Y los...
Mis modos de protestar son inocuos, inofensivos, inanes, inútiles e intrascendentes. No son como las protestas de la CNTE o de los normalistas d...
Los malos recuerdos son muy malos. Te asaltan por la noche en medio de la duermevela y te agarran a navajazos de remordimientos. De día es muy fácil h...
Era gordo, gordísimo; era panadero y priista. Se llamaba Perfecto Delgado. Decía de sí mismo: Soy una contradicción viviente: ni soy perfecto ni soy d...
Nunca en su historia el Servicio Exterior Mexicano había alcanzado un nivel tan bajo como el que le ha dado López Obrador. No creo incurrir en ofensa ...
Dos grandes amigos tabasqueños tuve y otro, al que nunca conocí y sin embargo visito con frecuencia. El primero fue Carlos Madrazo. Un grupo de cercan...
Hay restoranes para comer, y otros para que te vean comer. Los primeros satisfacen tu gusto y tu apetito; los otros halagan nomás tu vanidad. Son ad p...
Está bien, pero lo haremos en la más absoluta oscuridad, de pie sobre una hamaca y sin usar las manos. Eso le dijo Susiflor a Pitorrango, que le había...
¿Por qué dejó el buen padre Arsilio de organizar retiros para hombres y mujeres? Porque descubrió que en esos retiros algunas y algunos se acercaban d...
Gustavo se llamaba aquel amigo mío. Era escritor, perteneciente a la abundante especie de los que no escriben. Hablaba siempre de una novela que tenía...
Candidito, joven inocente, se casó con Pirulina, que sabía un rato largo acerca de las cosas de la vida. La noche de las bodas él se presentó al natur...
Cien posiciones para hacer el amor. Tal era el título del libro que aquel autor presentó a una editorial para que se lo publicara. ¿Cien posiciones?&n...
Me gustan los autos convertibles -decía la linda Daisy Mae-. Te dan mucho más espacio para subir las piernas. (No le entendí). Después del beisbol mi ...
Don Algón, viejo rabo verde, invitó a cenar en restorán de lujo a la hermosa Susiflor. Estoy sorprendida, don Al -le dijo ella-. En su silla se ve ust...
El cuento con que empieza hoy este artículo es de color rojo subido. (Para los españoles esa clase de cuentos pícaros son verdes, y para los norteam...
Adiós, mis 100 palomas. No somos 100. Somos éstas; más otras tantas como éstas; más la mitad de éstas; más la cuarta parte de éstas; y una más, señor ...