Miles de personas de distintas partes de la ciudad han caminado junto a sus parroquias en el marco del Año Jubilar 2025
Por: César Omar Leyva
Miles de personas que profesan la fe católica en Ciudad Obregón y en otros municipios de la Diócesis del mismo nombre han participado en las últimas semanas en peregrinaciones hacia la Catedral y otras parroquias, donde se han establecido los llamados "pórticos de la esperanza".
El obispo Felipe Pozos Lorenzini decidió declarar como tales las puertas principales de los templos más emblemáticos de cada zona pastoral, con el fin de que los creyentes puedan convertirse en peregrinos de esperanza y acudir a estos templos durante el Jubileo 2025, convocado por el Papa Francisco.
Esta semana, la Catedral del Sagrado Corazón de Jesús, en el centro de Ciudad Obregón, fue insuficiente para recibir a más de mil personas provenientes de las parroquias del decanato de San Juan Crisóstomo, que abarca el sur de la ciudad. Los fieles se organizaron para caminar en una peregrinación festiva desde el Santuario de Guadalupe.
UN ACTO PARA FORTALECIMIENTO DE LA VIDA DE FE EN COMUNIDAD
Con música, cantos, oraciones y pancartas alusivas al Jubileo de la Esperanza, se vio peregrinar a niños, jóvenes, adultos mayores e incluso personas con discapacidad, todos acompañados por los sacerdotes del decanato.
Su objetivo era fortalecer la fe y pasar juntos por la puerta principal de la Catedral, que en diciembre fue declarada puerta Santa, siguiendo el ejemplo del Papa en Roma y como se ha hecho en todas las diócesis católicas del mundo.
LLAMAN A PRACTICAR LA CARIDAD
En la Catedral se celebró una misa, durante la cual el Padre Benjamín Salazar recordó que la cuaresma es un tiempo para dejar de lado la auto-referencialidad, es decir, el anteponer las propias necesidades a las de los demás.
Invitó a los "peregrinos de la esperanza" a practicar la penitencia y el ayuno como medios de fortalecimiento espiritual, pero recalcó que estas prácticas deben ir acompañadas de obras de caridad que fortalezcan las relaciones con los demás.
Todos los católicos que participan en estas peregrinaciones junto a sus parroquias tienen derecho a recibir un certificado simbólico otorgado por la Catedral, como reconocimiento a quienes, con el deseo de mejorar su vida de fe, se unen a estos actos comunes que manifiestan la unión de los creyentes en torno a Dios y a la sede de la Iglesia, que es la Catedral.
