Los aceites forman parte esencial de la alimentación diaria en todo el mundo. Sin embargo, el consumo excesivo, especialmente de aceites de baja calidad, puede ocasionar serios problemas de salud.
¿CUÁL ES EL PEOR ACEITE PARA COCINAR?
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), para prevenir el aumento insalubre de peso en adultos, la ingesta total de grasas no debe superar el 30 por ciento del consumo calórico diario. Esto resalta la importancia de elegir adecuadamente los tipos de grasas que incorporamos a nuestra dieta.
Expertos en nutrición advierten que los aceites con alto contenido de omega 6, como el de girasol o el de maíz —especialmente en sus versiones refinadas— no son la mejor opción para la salud. El aceite de palma, por su elevado nivel de grasas saturadas, también es poco recomendable.
La dietista registrada Julia Zumpano, en un artículo publicado por la Cleveland Clinic, menciona que existen ocho aceites de semillas comúnmente utilizados y conocidos en algunos círculos como los "ocho odiosos", debido a los posibles efectos adversos para la salud. Estos aceites son:
- Aceite de canola (o colza)
- Aceite de maíz
- Aceite de semilla de algodón
- Aceite de semilla de uva
- Aceite de soja
- Aceite de girasol
- Aceite de cártamo
- Aceite de salvado de arroz
- Aceite de cacahuete
Según el portal Everyday Health, estos aceites son denominados aceites RBD (refinados, blanqueados y desodorizados). Aunque estos procesos eliminan compuestos dañinos, pueden quedar residuos de sustancias químicas como el hexano, un disolvente usado en la extracción de aceites.
No obstante, el Dr. Christopher Gardner, de la Universidad de Stanford, aclara que las cantidades de hexano presentes no representan un riesgo significativo para la salud de acuerdo con la evidencia actual.
¿CUÁL SERÍA EL ACEITE MÁS RECOMENDABLE PARA COCINAR?
La Fundación Española del Corazón (FEC) recomienda el aceite de oliva como la mejor grasa dentro de una dieta saludable, especialmente la basada en el modelo mediterráneo. Según el Dr. Leandro Plaza, presidente de la FEC, recuperar los hábitos tradicionales de esta dieta ayuda a disminuir el riesgo cardiovascular y mejora la salud en general.
Además, investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), dirigidos por el Dr. Eduard Escrich, han identificado mecanismos que distinguen al aceite de oliva virgen de otros aceites vegetales, destacando su efecto protector frente al cáncer de mama.
Los beneficios del aceite de oliva están ampliamente respaldados por la ciencia. En 2022, un estudio publicado en el Journal of The American College of Cardiology reveló que consumir más de 7 gramos diarios de aceite de oliva (un poco más de media cucharada sopera) se asocia con una reducción del riesgo de mortalidad por enfermedades cardiovasculares, cáncer, trastornos neurodegenerativos y afecciones respiratorias.
Por su parte, la Arthritis Foundation señala que los polifenoles presentes en el aceite de oliva virgen extra (AOVE) ayudan a reducir la inflamación y alivian los síntomas de la artritis, beneficiando tanto las articulaciones como otros órganos del cuerpo.
Es importante recordar que a la hora de elegir un aceite para cocinar o consumir en crudo, el aceite de oliva virgen extra se posiciona como la opción más saludable, mientras que los aceites refinados de semillas deberían ser limitados en la dieta diaria.