"Nunca en la vida pensé abandonar mi país"
Venezolano en Hermosillo dice que huyó de la dictadura de Nicolás Maduro, en busca de un mejor futuro
Miedo, incertidumbre y nostalgia por recordar su tierra natal, son algunos de los sentimientos que pasan por el pensamiento de Eduardo José Villanueva Yelamo, un migrante venezolano que huyó con su hijo de la dictadura socialista de Nicolás Maduro, para buscar un futuro mejor. Y aunque logró entrar a Estados Unidos, esta semana fue deportado y enviado a deambular por las calles de Hermosillo.
Después de haber sufrido décadas de hambruna y de injusticias por un sistema político empobrecedor, que desde 1999 ha derrochado las riquezas naturales de Venezuela, además de la falta de empleo, el sustento para su familia y la inflación fue lo que motivó a Eduardo José, a sus 48 años, a dejar su hogar y emprender un viaje lleno de peligros, con la esperanza de vivir el "sueño americano".
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"Venezuela está ahorita pasando por una etapa muy fuerte, y todo el que quiera un bien, todo padre o cualquiera que tenga hijos quiere un bienestar y estatus para ellos, pero el sueldo mínimo en Venezuela está cerca de los 30 dólares mensuales (597 pesos mexicanos). ¿En qué parte del mundo vives con ese sueldo?", expresó.
Tras un largo viaje de la mano con su hijo de 17 años y después de cruzan ríos, selvas, desierto, donde vivieron percances con el crimen organizado, militares y sin mencionar los días sin comer, al fin, el 14 de octubre de este año lograron ingresar a la Unión Americana; sin embargo, dos días después, fueron deportados con mentiras.
"Nos trajeron engañados; nos dijeron que íbamos a otro albergue, porque donde nos entrabamos estaban colapsados. Éramos alrededor de 50 familias y a todos nos dijeron que íbamos a ser procesados con calma; de ahí nos montaron a un avión, nos llevaron a Arizona, nos trajeron a la frontera de Nogales y nos entregaron a Migración", dijo.
Narró que para el lunes 17 de octubre, cuatro camiones repletos, que tenían a bordo a 200 venezolanos, salieron de Nogales, Arizona, hacia Nogales, Sonora, y posteriormente fueron llevados a Hermosillo.
Durante todo este tiempo, afirmó, ha intentado cruzar la frontera, ha visto a millones de migrantes del sur de América Latina, de todas las edades y, principalmente, de Venezuela, que huyeron de su país a causa de la pobreza extrema y la falta de oportunidades.
"Muchos sentimientos encontrados; estas dejando a tu familia, tus amistades, tu tierra. No es fácil abandonar su tierra, menos a mi edad, nunca en la vida pensé abandonar mi país, nunca lo pensé, pero me tocó, por mi hijo", afirmó.
Comentó que el Departamento de Migración de Estados Unidos le quitó todas sus pertenencias: documentos, pasaportes, cédula, celulares, dinero y bienes materiales; afortunadamente, y gracias al apoyo de una abogada del Instituto Nacional de Migración (INM) en Sonora, ya fueron solicitados sus papeles a la Embajada EU, para que sean traídos al estado.
Dijo estar muy agradecido con la ayuda de los hermosillenses y, en especial, con el albergue "Vida Plena Corazón Contento", ubicado en la colonia San Luis, al este de la capital sonorense, ya que gracias al apoyo que le han dado estos días, ha sobrevivido.
"La esperanza es lo último que muere", subrayó, y agregó que seguirá intentado cruzar a Norteamérica, ya que su permiso para estar en México le durará solo 30 días.
"Yo pienso seguir tratando de que mi hijo cumpla su sueño; yo pienso que habrá una nueva oportunidad".
Según reportes recabados en diferentes refugios de Hermosillo, actualmente en la ciudad hay un aproximado de 900 venezolanos que, durante las últimas semanas, han sido deportados de Estados Unidos.