El pequeño Íker aprendió una dolorosa lección
La pirotecnia le dejó huellas de su poder destructivo, aunque la quieran hacer ver como inofensiva; invita a los niños a no agarrar los cohetes
Luego de perder tres dedos de su mano derecha por la explosión de una garra de tigre el 24 de diciembre de 2019, en la colonia Olegario Carillo, en Etchojoa, Iker Jaciel asegura que nunca más en su vida jugará con pirotecnia.
El menor, quien tiene actualmente 8 años de edad, aseguró en entrevista que aprendió bien la lección y espera que su caso ayude a despertar conciencia en los menores y padres de familia, del gran peligro que representan estos artefactos explosivos.
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Recuerda que en vísperas de noche buena hace dos años, él y su papá encendieron una garra de tigre y la lanzaron al aire; sin embargo, al no hacer explosión, la levantaron del suelo y, en ese intente, les tronó en sus manos.
Su padre, dijo, también perdió dedos de una de las manos; comentó que al momento que le tronó la pirotecnia, nunca sintió dolor, ni tampoco ocupó ayuda sicológica por algún trauma que le haya dejado la amputación de sus dedos.
El accidente ocurrió alrededor de las 20:00 horas de la noche del 24 de diciembre, en vísperas de Navidad, rememora el menor.
“Quiero que los niños no agarren cohetes, porque les va a tronar en las manos y les puede ocurrir lo que me pasó a mí, sin tres dedos de mi mano derecha”, expresó Íker.
El menor asegura que, aunque extraña sus extremidades, la cirugía reconstructiva que le practicaron en el hospital del Instituto Mexicano del Seguro Social de Ciudad Obregón (IMSS), no batalla para tomar las cosas con su manita derecha.
Para la próxima Navidad, Íker Jaciel espera que Santa le traiga un balón de fútbol, útiles escolares y una poca de ropa.
Etchojoa es uno de los municipios del sur de Sonora donde más accidentes se presentan por la manipulación de pirotecnia, encendido de veladoras y cableado eléctrico en mal estado en época decembrina por las luces navideñas.