Desde su llegada interrumpida y su destrucción parcial durante la época cristera, hasta el envío fallido de un nuevo Cristo desde España
Por: Iván Fraijo
En el corazón del pintoresco municipio de Aconchi, Sonora, se encuentra un tesoro histórico y religioso que ha cautivado a generaciones, el Cristo Negro del Templo de San Pedro y San Pablo. La leyenda que rodea a esta venerada escultura es un relato fascinante que mezcla fe, misterio y tradición.
EL VIAJE INESPERADO A ACONCHI
Cuenta la leyenda que un Cristo blanco, destinado a la iglesia de Arizpe, hizo una parada inesperada en Aconchi. Los hombres que lo transportaban decidieron descansar, pero al intentar reanudar su viaje, la imagen se volvió inexplicablemente pesada, impidiendo su traslado. Interpretado como una señal divina, el Cristo permaneció en Aconchi.
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Durante la época cristera, la iglesia sufrió daños y la imagen fue destruida, quedando solo la cabeza. Un campesino la rescató, y posteriormente se ordenó un nuevo Cristo a España. Aunque los intentos de envío fueron frustrados repetidamente, ya que las imágenes llegaban rotas. Hasta que un día, un Cristo llegó intacto, pero para sorpresa de todos, era de color negro.
UN MISTERIO QUE PERDURA
La transformación del Cristo blanco en negro es todo un misterio hasta el día de hoy. Algunos creen que el cambio de color fue debido a un incendio en la iglesia, mientras que otros lo atribuyen a un milagro. La imagen del Cristo Negro de Esquipulas, como se le conoce ahora, es un símbolo de fe y devoción para los habitantes de Aconchi y visitantes.
El Cristo Negro de Aconchi se encuentra en el altar del Templo de San Pedro y San Pablo al día de hoy, donde recibe a miles de devotos cada año. Su historia es un testimonio de la rica tradición cultural y religiosa de Sonora, y un recordatorio de que algunos misterios están destinados a permanecer sin resolver.
La leyenda del Cristo Negro de Aconchi es una historia que seguirá viva en la memoria de los sonorenses. Y es un relato que hace que reflexionemos sobre la fe, el misterio y la tradición. Una joya del patrimonio cultural de Sonora que merece ser conocida y preservada.