Una historia que nos recuerda el poder de la fe y la armonía entre el ser humano con el entorno
Por: Iván Fraijo
Sonora se distingue por su rica diversidad cultural y étnica, preservando tradiciones y leyendas a través del tiempo. Entre ellas, sobresale la leyenda de Bobok, el sapo que rescató a los Yaquis de una sequía devastadora. Esta historia no solo demuestra el misticismo de la tribu Yaqui, sino también su estrecha relación con la naturaleza y su profundo vínculo espiritual.
LA SEQUÍA QUE AMENAZÓ A LOS YAQUIS
Hace mucho tiempo, el territorio Yaqui sufrió una sequía devastadora. Los pozos se secaron hasta la última gota, las piedras se hicieron en polvo bajo el incandescente sol y la tierra se resquebrajó por la falta de agua. Los líderes de los ocho pueblos Yaquis solo podían contemplar angustiados el sufrimiento de su gente. Entonces decidieron recurrir a Yuku, el dios de la lluvia, en busca de ayuda.
Para comunicarse con él, los jefes enviaron primero a un gorrión como mensajero. Yuku aceptó las súplicas y envió lluvia, pero un tornado impidió que el gorrión cumpliera su misión. Al ver que el gorrión no regresaba, los líderes enviaron a una valiente golondrina. Aunque Yuku prometió nuevamente enviar lluvia, un rayo impidió que la golondrina completara su encargo.

Los jefes Yaquis entraron en desesperación, por lo que recurrieron a Bobok, un sapo que vivía en Bahkwam, una laguna cercana. Bobok, decidió ayudar, pero antes de comenzar su viaje, visitó a un amigo, quien era chamán, para pedirle prestadas unas alas de murciélago. Ya preparado, Bobok voló hasta el dios de la lluvia, Yuku y le suplicó que tuviera piedad de los Yaquis. El dios accedió, pero esta vez Bobok, astutamente, decidió no volar de regreso. En lugar de eso, caminó hacia la tierra, escondiéndose de las piedras y ramas. El cielo se cerró con nubes negras y los relámpagos iluminaron los montes, entonces fue cuando la lluvia comenzó a caer sobre el territorio Yaqui, llenando los pozos nuevamente y calmando la sed de la gente.
Bobok cumplió su misión y devolvió las alas al chamán antes de regresar a su hogar en Bahkwam.
Relatos como el de Bobok nos inspiran a reflexionar sobre el vínculo que tiene la humanidad y con la naturaleza, una relación que los Yaquis han protegido y valorado a lo largo de los años, así como también valorar y cuidar los recursos que poseemos actualmente, ya que el estado de Sonora cuenta con un ambiente cálido y desértico en la mayoria del territorio.