Toman un kínder en Álamos

El Malecón de Huatabampito

Toman un kínder en Álamos

Cuando los conflictos en la vida son de los que importan por el significado que los distingue, se vale un tanto no escatimar esfuerzos o acciones para encontrar la forma de arreglarlos. Es el caso de un kinder de Álamos tomado recientemente por madres de familia de niños que son alumnos del plantel. Lo hicieron así para inducir o presionar la solución de un conflicto que bien puede reconocerse como de su propia incumbencia.

Por eso asumieron la responsabilidad de encabezar la acción que se comenta. Tomaron las instalaciones del Jardín de Niños Rosaura Zapata (en Álamos, como queda dicho), para protestar por el cambio de un maestro de música. La cuestión debe ser seria porque describieron al profesor Jesús Acuña Esquer como "fundamental para la educación de sus hijos".

No es por nada, pero no cualquier mentor, en tiempos como los de hoy, suele ser merecedor de un reconocimiento como el que se comenta. Por eso, las madres de familia a que se alude están pidiendo que se haga justicia para el maestro Acuña Esquer. Insístase, y dicho sea sin demérito para nadie que se dedique a tareas relacionadas con la educación: el profesor Acuña Esquer debe ser un buen profesor que imparte la clase de música con gran beneplácito de los niños alumnos y sus progenitoras.

La pregunta entonces es ¿por qué ha debido enfrentar ánimos poco amistosos o solidarios? Lo de menos sería reiterar que topó con voluntades adversas que resolvieron tomarlo por su cuenta. Debe ser práctico reconocer que en todos lados hay "grillas" de muy diversa tonalidad. Pero no deja de sorprender que éstas ocurran en un jardín de niños de Álamos, no a cargo de los pequeños, sino de sus muy respetables mayores, al grado de que, por lo visto, sus progenitoras han debido intervenir para que no se cometa una injusticia laboral en perjuicio de un maestro, por lo visto reconocido y apreciado.

El caso es que el profesor Acuña Esquer ha dejado de serlo en la escuela alamense donde estuvo impartiendo clases de música desde hace dos años bajo un interinato. Quizá esta circunstancia fue la que operó en contra suya. El sindicato magisterial le planteó que firmara su renuncia voluntaria, a cambio de una base laboral definitiva. Pero verdaderamente lo que ocurrió fue que tuvo que renunciar. Hoy se está exigiendo su reinstalación laboral. El Jardín de Niños donde laboró permanecerá cerrado hasta que lo reinstalen, si es que verdaderamente esta disposición llega a tomar forma, lo cual habría que verlo. No hay duda: aunque se asuma lo contrario, las cuestiones escolares o educativas suelen complicarse de la manera más sin chiste o inesperada. Increíble pero cierto.

¿Qué pasó con el Malecón de Huatabampito? Reconocido en su momento como el proyecto más vistoso o llamativo de los últimos años en el sur del Estado, hoy resulta que está convertido, a dos meses de su inauguración, en un auténtico basurero público, o a punto de serlo. En rigor de hechos, todo empezó prácticamente casi desde su misma inauguración. Desde entonces no ha cesado la condenable práctica pública de estropearlo.

La actitud que se describe suele ser más común los fines de semana, cuando obviamente resulta mayor el número de visitantes al lugar. Pero aquí toma forma un terrible contrasentido: en el Malecón, por lo visto, hay suficientes botes de basura susceptibles de ser utilizados para depositarla sin mayores complicaciones. ¿Por qué no sucede así y se prefiere hacer precisamente lo contrario? La respuesta a esta pregunta no se antoja tan obvia, como pudiera suponerse. ¿Qué obliga a ignorar los botes de basura que hay en el Malecón de Huatabampito como depósitos naturales para ese fin? ¿Por qué, sin asomo de ninguna clase de conciencia solidaria, se prefiere utilizar el lugar mismo para ese fin, con todo el perjuicio económico y ambiental que ello implica?

Es fácil suscribir preguntas como las anteriores. Empero, la complicación estriba en dar con las respuestas que correspondan puntualmente. La verdad es que nunca se esperó que el Malecón de Huatabampito evidenciara un menosprecio tan rápido por parte de sus beneficiarios inmediatos. Obra costosa, esmerada y con proyección hacia el futuro, lo menos que pudo suponerse es que se le utilizaría con aprecio y explicable regocijo público por el significado mismo que entraña. No ha sido así, por lo visto, conclusión que no deja de ser lamentable.

El alcalde de Huatabampo lamentó rápidamente la situación que se comenta. No podía ser de otra manera. Alberto Vázquez Valencia describió que se dejan tiradas muchas botellas en el Malecón de Huatabampito. "No se vale", planteó. Y añadió que es muy importante que todas las personas que "visitan este bonito lugar, nos ayuden a mantenerlo limpio". La verdad es que se pensó que así sería sin mayores titubeos o exhortaciones. Hoy se advierte el equívoco de esta presunción. Lamentable.

armentabalderramagerardo@gmail.com