Ciudad Obregón

Taller “Mark Moore”, un negocio que formó a grandes mecánicos

En la década de los 20, en Ciudad Obregón abrió sus puertas un establecimiento que reparó cientos de automóviles y maquinaría agrícola

Taller “Mark Moore”, un negocio que formó a grandes mecánicos

A principio de la década de los 20 llegaron los primeros automóviles a Ciudad Obregón, algo que generó mayor movilidad y trajo consigo dinamismo a los primeros pobladores.

En aquellos años, si un automóvil se averiaba, era complicado realizar una reparación o conseguir alguna refracción, pues no es como en la actualidad, donde los talleres mecánicos los encuentras a la vuelta de la esquina.

Con la llegada de las unidades motrices era necesario contar con un lugar para realizar un servicio; fue así como surgieron los primeros talleres mecánicos, entre ellos uno que se ubicaba en la esquina noreste de la calle Sinaloa y No Reelección, en el primer cuadro de Ciudad Obregón. Hoy en día se encuentra una construcción que no opera, la cual por muchos años funcionó como mueblería.

PRESENCIA

De acuerdo con historiadores de la época, el mencionado negocio no fue el primero en su giro, pero sí el de mayor tamaño y formal en su estilo en cuanto el número de empleados y trabajos que se realizaban.

DUEÑO

El norteamericano Mark Moore, uno de los tantos migrantes aventureros que encontraron en Ciudad Obregón un terreno fértil, alimentado por los campos del cultivo del Valle del Yaqui, fue su propietario, quien no sólo era el jefe, sino que también se manchaba la camiseta de grasa al entrarle con ganas al trabajo.

Tres años después de haber llegado a Ciudad Obregón la primera agencia de autos (Cajeme Motors), propiedad del también norteamericano James Huffaker, un visionario que incursionó en diversos negocios, apareció el taller de su compatriota Mark Moore.

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OFRECE SUS SERVICIOS

En 1926, el taller Mark Moore abrió sus puertas, y desde sus primeros días se ganó la confianza de las personas que acudían, por el trato amable y capacidad que ofrecía el lugar para detectar una falla y echar a andar una unidad, como si esta se acabara de comprar.

En el taller varios jóvenes encontraron un oficio que les brindó las bases para hacer su propia carrera, debido a que la experiencia que adquirieron en Mark Moore fue determinante para que después se independizaran y abrieron más talleres, al incrementar la demanda de los automóviles que, con el paso de los años, incrementaron el flujo vehicular, pues la ciudad crecía a pasos agigantados, por la pujante economía que plasmaba el municipio Cajeme.

Al Taller Mark Moore no solo acudían personas con automóviles convencionales, sino que también gente involucrada en las actividades del campo, la que llevaba su maquinaria a que fuera revisada y reparada para que siguiera removiendo la tierra y generando cosecha, por lo que múltiples tractores fueron arreglados y regresados al agro a producir.

A raíz de ello, los empleados se fueron especializando y obtuvieron el conocimiento y experiencia que después les sirvió para emplearse en industrias dedicadas al giro agroindustrial.

ESCUELA DE MECÁNICOS

Fue así como el Taller Mark Moore representó una auténtica escuela de empleados que pasaron por sus instalaciones, los cuales posteriormente abrieron sus propios negocios.

En el libro Retrospectiva de Cajeme, del periodista Sergio Anaya, relata que uno de los mejores aprendices fue Juan Rodríguez, quien se convirtió en un mecánico afamado, y el cual después puso su propio taller en la colonia Benito Juárez, negocio que con los años se convirtió en una tradición familiar al continuar sus hijos con su legado.

De esta manera el Taller Moore no es el primer negocio del giro en Ciudad Obregón, pero sí el de mayor prestigio de su época, el cual fue el semillero que formó a grandes mecánicos que con sus manos forjaron los nuevos talleres que saltaron a escena y extendieron el negocio.

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