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Sonora

Iván: de las drogas al DIF

Iván: de las drogas al DIF

El consumo de metanfetaminas por más de 14 años llevó a Iván a tener que robar para drogarse, dañar a su familia y renunciar a los valores que adquirió en su infancia.

Relató que cuando tenía apenas 15 años de edad comenzó a experimentar el “crystal” como su droga de inicio. Aunque en el transcurso de su adicción probó algunas veces la mariguana y otras tantas como la cocaína.

“Nunca me dejaron satisfechos estas drogas como si lo hizo el ‘crystal’. Como experiencia de vida puede decir que fue una droga tan celosa que no pensaba en otra cosa que no fuera en la metanfetamina”, aseguró.

Asegura que en esta década a su adicción al “crystal” conoció lo que era el infierno en la Tierra.

“Fueron años de mi vida que pasaron como si fueran nada, tiempo que desperdicié consumiendo y perdiendo lo más importante en mi vida: mi familia y mi matrimonio. Con ello se fueron también mis ganas de vivir y crecer como persona. Llegué a un punto en el que nada me importaba ni siquiera si era un buen o mal ejemplo para mi pequeño, si era un mal padre, esposo o hijo”, compartió.

Comenta que en todo ese tiempo de adicciones descuidó sus valores, su aspecto y sobre todo su salud.

Describió que lo que más perdió fue el no estar al lado de su familia en fechas especiales, en momentos importantes para su hijo, a quien abandonó por estar consumiendo drogas.

“No podía sentir emoción porque la droga inhibía cualquier sentimiento que no fuera la ansiedad de querer consumir. Si no estuve presente en aquellos momentos felices, mucho menos en los que me necesitaron. No pude ser el soporte que ellos buscaban”, expresó.

Narró que como consecuencia del consumo empezó a rodearse de personas hostiles y despiadadas, que también vivían para drogarse.

“Comencé a duplicar sus actos y cada vez hacía cosas más indebidas; todo lo que pudiera generarme dinero para ‘sobrevivir’ y comprar droga era bienvenido en mi vida. Cada vez me metía en más y más problemas. Caí tan bajo, hasta un punto en el que a mi propia familia le causaba terror, pues en algunas ocasiones con palabras y puños maté los sueños e ilusiones de otras personas”, mencionó.

Aseguró que su familia llegó a tenerle demasiado miedo, pero gracias al amor que seguían sintiendo, nunca lo soltaron de la mano.

“Siempre intentaron apoyarme hasta donde yo se los permitía, y cuando no lo hacía no quedaba otra que internarme a la fuerza. A lo largo de esos 14 años me enfrenté a 6 procesos de rehabilitación en los llamados ‘anexos’. Nunca me funcionaron ya que de todos siempre salía con más ganas de consumir y cada vez más resentido con mi familia pues yo pensaba que hacían eso porque ya estaban hartos de mí. Pensaba que no les importaba las condiciones en las que me tenían o cómo me trataban. Pero la realidad es que ya no tenían otra alternativa conmigo”, afirmó.

Un buen día, dijo, por la gracia de Dios, encontró a Narconon, un centro de rehabilitación que le regresó las ganas de vivir y la felicidad.

Actualmente Iván trabaja para el DIF Municipal como secretario de Comunicaciones de Narconon.

“Decidí ser un miembro del personal de Narconon porque quiero transmitirles a todos que sí hay una vida después de las drogas, que la salida sí existe y sólo es cuestión de que quieras encontrarla. Soy tan feliz porque tengo la seguridad de que soy una mejor persona y mi familia lo es a la par conmigo. Por fin ellos se pueden sentir orgullosos de mí al igual como yo me siento. Definitivamente le debo mi vida a este programa”, aseguró.