Sonora

In memoriam: un altar en el sitio de la tragedia

En el lugar, un padre mató a sus hijos y a su hijastro; después se quitó la vida

In memoriam: un altar en el sitio de la tragedia

Más de 20 veladoras y flores fueron colocadas en la casa Galica No. 18 de la colonia Privadas del Real, al norponiente de Hermosillo, luego del asesinato de tres menores a manos de su padre en esta vivienda.

A casi 24 horas de que la madre descubriera el macabro hallazgo el lunes, al ir a buscar a sus hijos, la casa sigue cerrada y custodiada por una unidad; el objetivo: que no se altere evidencia en la zona.

En la parte frontal de la casa no hay puerta de acceso, solo una ventana, las personas accedían por un pasillo del patio al domicilio.

A lo largo del martes, gente se ha acercado al domicilio y dejado una veladora, para pedir por el eterno descanso de los menores que fueron asesinados y que nadie se percató hasta que la misma mamá abrió una de las ventanas de los cuartos y pudo ver el cuerpo de dos de sus hijos, mientras que el de quien era su esposo se localizaba a un costado en una de las camas.

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Según información de una de las vecinas de la vivienda, en efecto el domingo por la noche escucharon lo que parecía ser cohetes por lo que no prestaron atención, ni se imaginaban que algo tan trágico había pasado.

"Gritó, y estuve con ella; me decía que estaban muertos. Yo pensaba que se habían intoxicado con gas o no sé, no se daba a explicar; tampoco quise asomarme y llegaron policías. Ella fue llevada en una ambulancia", comentó una de las vecinas.

Otro morador de la colonia comentó que casi no convivía con el guardia de seguridad Juan Nepomuceno, de 38 años de edad, pero la pareja no tenía tanto tiempo separada, pues antes los esposos habitaban la casa junto con los menores de 17, 14 y 11 años.

"Yo creo que hace una semana se habían separado, y ella se fue con la mamá, pero por un trato yo creo vinieron los niños, pero no había pasado tanto tiempo desde que se separaron", dijo.

Los cuerpos de los menores se encontraban en habitaciones diferentes: los pequeños de 4 y 11 años en una cama, y el de 17 frente a una computadora.

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