Uno de esos lugares que viven en el recuerdo colectivo de los hermosillenses, es esta tienda departamental que marcó un precedente en el comercio
Por: Marcela Islas
La ciudad de Hermosillo ha crecido a pasos agigantados con el paso del tiempo, pues siendo la capital del estado de Sonora, cuenta con varios lugares emblemáticos que ya no existen, pero viven en la memoria colectiva de los hermosillenses.
Uno de esos lugares que se recuerdan es la tienda departamental Mazón, la cual se inauguró a mediados de los años 50 en el Centro Histórico de Hermosillo, específicamente a un costado del Mercado Municipal.
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HISTORIA DE MAZÓN EN HERMOSILLO
Dicho establecimiento marcó época en el comercio local, al ser una de las primeras en importar muebles para el hogar, sin olvidar la euforia que causó entre los niños el famoso Santaclós electrónico en épocas navideñas.
Durante varias décadas, Mazón fue un referente del comercio en Hermosillo, ofreciendo productos novedosos que marcaron tendencia en su momento.
Su ubicación privilegiada en el centro de la ciudad la convirtió en un punto de reunión para muchas familias que acudían a realizar sus compras o simplemente a pasear por la zona. Además de los muebles, Mazón ofrecía una amplia gama de productos, desde ropa y electrodomésticos hasta juguetes y artículos de decoración.
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El éxito de la tienda llevó a la apertura de una segunda sucursal en 1956: Mazón Bulevares, ubicada en donde hoy se encuentra la tienda Liverpool. Este nuevo establecimiento fue una opción más moderna y accesible para los clientes que buscaban comodidad y variedad.
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En este mismo espacio se encontraba otro sitio muy popular entre los jóvenes de la época: el Fantasy, un centro de entretenimiento que ofrecía diversión y convivencia en un ambiente innovador.
Sin embargo, con el paso de los años y la llegada de nuevas cadenas comerciales, Mazón comenzó a enfrentar una competencia cada vez más fuerte. A pesar de su tradición y de la fidelidad de sus clientes, la tienda departamental no logró mantenerse en el mercado y finalmente cerró sus puertas, dejando tras de sí una historia llena de recuerdos y nostalgia para los habitantes de Hermosillo.
Hoy en día, aunque Mazón ya no existe físicamente, sigue presente en la memoria de quienes vivieron su esplendor. Su legado es un reflejo del crecimiento y transformación de Hermosillo, una ciudad en constante evolución donde los cambios han sido inevitables, pero donde aún se atesoran las experiencias y momentos vividos en lugares icónicos como este.