El gobierno de México anunció un incremento en el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) aplicado a los refrescos. La medida busca reducir el consumo de bebidas azucaradas y con ello frenar la creciente crisis de salud pública relacionada con la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares.
UNA ESTRATEGIA APLICADA EN TODO EL MUNDO
Este tipo de impuestos ya ha demostrado efectividad en países como Reino Unido, Sudáfrica, Chile y Estados Unidos, donde se logró disminuir el consumo de azúcar y mejorar indicadores de salud. Actualmente, más de 119 naciones implementan políticas similares para enfrentar la epidemia de enfermedades relacionadas con la alimentación.
MÉXICO Y SU CONSUMO ALARMANTE DE AZÚCAR
En México, cada persona consume en promedio 166 litros de refresco al año, lo que equivale a unas 15 cucharadas de azúcar por cada porción. Estas bebidas no aportan valor nutricional y son la principal fuente de azúcar en la dieta nacional. Expertos advierten que su consumo excesivo está detrás de miles de muertes prevenibles y del aumento en casos de síndrome metabólico.
Las cifras son preocupantes: uno de cada tres niños vive con sobrepeso u obesidad; más de 100 mil personas requieren diálisis; y cada año se realizan alrededor de 227 mil amputaciones relacionadas con complicaciones derivadas del consumo de azúcar. Además, una de cada tres muertes por infarto tiene relación directa con este problema, mientras que la diabetes causa más de 100 mil decesos anuales.

EL ALTO COSTO PARA EL SISTEMA DE SALUD
Los sistemas de salud del país destinan cerca de 180 mil millones de pesos para atender las consecuencias del sobrepeso y la obesidad. En promedio, se gastan 415 mil pesos por paciente cada año, una carga económica que amenaza con ser insostenible si no se toman medidas urgentes.
Con el ajuste, el IEPS a los refrescos pasa de 1.65 a 3.1 pesos por litro. Se espera que esta alza reduzca en un 7 por ciento el consumo de bebidas azucaradas, lo que significaría un ahorro estimado de 41 mil millones de pesos anuales. Según las autoridades, estos recursos se destinarán de forma íntegra al fortalecimiento de la salud pública en el país.
UN LLAMADO A CAMBIAR HÁBITOS
Más allá de lo económico, la medida busca incentivar un cambio en los hábitos de consumo. La evidencia internacional demuestra que reducir la ingesta de azúcar no solo mejora la calidad de vida de la población, sino que también aumenta la productividad y reduce los costos asociados a enfermedades crónicas.