Las historias de miedo son parte viva del folclore latinoamericano. Desde México hasta Argentina, generaciones enteras han crecido escuchando relatos que mezclan lo espiritual, lo trágico y lo inexplicable.
Este mes del terror, recordamos cinco de las leyendas más aterradoras y populares de la región, esas que siguen erizando la piel de quien se atreve a escucharlas.
LEYENDAS URBANAS DE LATINOAMÉRICA
EL CHUPACABRAS
Entre las criaturas más conocidas de la mitología moderna latinoamericana se encuentra el temido Chupacabras. Su nombre proviene de su supuesto hábito de atacar animales, especialmente cabras, para beber su sangre.
Los primeros reportes surgieron en Puerto Rico, pero rápidamente se extendieron por México y el sur de Estados Unidos. Quienes dicen haberlo visto lo describen como un ser reptiliano de piel verdosa y espinas afiladas en la espalda, que salta como un canguro y emite sonidos extraños en la oscuridad.
Aunque los científicos lo atribuyen a perros enfermos de sarna o a simples malentendidos, en muchos pueblos sigue siendo un símbolo del misterio y del miedo nocturno.

EL FAMILIAR
En el noroeste argentino se cuenta la historia del Familiar, un espíritu demoníaco que entrega poder y riqueza a cambio de vidas humanas. Los trabajadores de los ingenios azucareros creían firmemente en su existencia y aseguraban sentir su presencia cuando el aire olía a azufre y se escuchaban cadenas arrastrándose. Se dice que puede tomar la forma de una serpiente gigante o de un perro negro con ojos rojos y pelaje duro como el jabalí. Para muchos, era la encarnación del miedo y la desigualdad que reinaba en las plantaciones.

EL SILBÓN
En los llanos venezolanos se cuenta la historia de un alma condenada conocida como El Silbón. Fue un joven que asesinó a su padre y desde entonces deambula por los campos cargando los huesos de su víctima dentro de un saco.
Su silbido agudo, prolongado y escalofriante es señal de desgracia y muerte. Dicen que si lo escuchas cerca, no hay peligro... pero si suena lejos, el Silbón ya está detrás de ti.
Ataca sobre todo a borrachos y mujeriegos, a quienes castiga con brutalidad. Su leyenda es un recordatorio del peso del pecado y de que la culpa, a veces, no muere con uno.

LA TUNDA
Entre los manglares del Pacífico colombiano y ecuatoriano se cuenta la historia de La Tunda, una criatura que cambia de forma para engañar a los niños y cazadores.
Dicen que adopta la apariencia de una persona querida —una madre, un amigo o un hermano— para atraer a sus víctimas hasta lo más profundo del bosque. Una vez allí, les da de comer camarones encantados que los dejan bajo su control para siempre.
El único detalle que la delata, aseguran los ancianos, es que una de sus piernas está convertida en tronco de guadua podrida. Su historia es usada aún hoy como advertencia para que los niños no se alejen del hogar.

EL CADEJO
En Centroamérica, especialmente en El Salvador y Guatemala, el Cadejo es una figura dual: uno blanco y uno negro.
El Cadejo blanco protege a los viajeros solitarios y a los borrachos que vuelven tarde a casa, mientras que el negro representa la perdición, el vicio y la muerte.
Muchos aseguran haberlos visto en caminos rurales, con ojos brillantes que atraviesan la oscuridad. Quienes se cruzan con el Cadejo negro cuentan que sienten un peso en el pecho y un olor a azufre imposible de olvidar.
