Percepción y realidad
Gobernantes deben aceptar que la delincuencia no ha dejado de operar, aunque le pongan enfrente elementos de las fuerzas del orden
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En la encuesta nacional sobre seguridad, el Inegi ha dicho que con 90.1% de la población sintiéndose insegura, Ciudad Obregón es la quinta ciudad del país con la mayor percepción de inseguridad, y con respecto a las ciudades del noroeste del país, se posicionó en el primer lugar.
Los vecinos de la calle Coahuila, en la colonia México, son fieles testigos de que una cosa es lo que se siente en el ambiente y otra lo que sucede, sobre todo ayer que tres personas fueron baleadas, una de las cuales falleció en el mismo lugar de los hechos.
Es sorprendente cómo los que tienen el mando desde el gobierno intentan “calmar” a la población con frases como “el ataque fue directo”. Pues claro, si no hubiera sido directo contra alguien, pues simplemente no muere. Y ahí están los chalanes repitiendo lo que el jefe dijo para que entre más gente lo oiga, menos se caiga en la psicosis a la que tanto miedo le tienen.
Los gobernantes deben poner los pies en la tierra y aceptar que hasta el momento la delincuencia no ha dejado de operar por más que le pongan enfrente a 100, 200 o más soldados, policías o guardias nacionales.
Y no cambia esa situación porque se sigue sosteniendo entre las filas del gobierno a los corruptos por más que se les advierte sobre tal o cual policía señalado por la misma gente como “amigo” del crimen organizado o de la corrupción.
Si bien en Hermosillo 55.5% de la población se sentía insegura, de acuerdo con la encuesta de Inegi, se registró una reducción de 5 puntos porcentuales con respecto al trimestre anterior y 11 puntos con respecto a septiembre de 2021, lo cual equivale a que este trimestre tuvo la proporción más baja desde que existe registro.
Pero en la capital sonorense también se ha reducido el número de asesinatos. No dejan de aparecer, pero son menos que en zonas como Cajeme, en donde la población ha decidido, según el estudio, cambiar sus hábitos de vida por temor a la delincuencia.
En Hermosillo, por ejemplo, se incrementó la proporción de población que dejó de caminar de noche, mientras que en Obregón más personas dejaron de llevar consigo cosas de valor.
Hermosillo se ubicó en la posición 22 con base en la proporción de población que ha tenido conflictos o enfrentamientos con otras personas, esto después de ser la octava ciudad con la mayor proporción en junio: de 52.2% que dijo tener conflictos o enfrentamientos, se redujo a 43.1%
Y en materia de violencia en el entorno familiar, Hermosillo y Nogales se ubicaron en la posición 30 entre las ciudades con mayor proporción de población con entornos familiares violentos (9.2%), mientras que en Ciudad Obregón ese nivel alcanzó 7.1%.
Los números son fríos, es cierto, pero de alguna manera orientan para saber cómo, cuándo y dónde actuar ante los delitos.
Pero si se quiere dibujar otra “realidad” a base de discursos, pues estamos perdidos porque para encontrar soluciones lo primero es reconocer las fallas.
La autocrítica jamás será harakiri sino una vía de superación. Quien no lo entienda así, pues toda su vida pública vivirá engañado.
Comentarios: franciscogonzalez.bolon@gmail.com