Al caer la tarde del 23 de marzo de 1994 fue asesinado Luis Donaldo Colosio Murrieta en una sombría colonia de Tijuana llamada Lomas Taurinas. De ese infausto suceso hace ya 31 años. Un sujeto llamado Mario Aburto se le acercó al entonces candidato presidencial del PRI y le hizo dos disparos, casi a quemarropa. Sin embargo, hoy todavía se especula con la posibilidad de que haya existido un segundo tirador.
Debe ser propio asumir que ha pasado ya un largo tiempo de este doloroso suceso. Empero, históricamente hablando, la investigación del caso tuvo un desarrollo formal que permitió poner en claro las motivaciones del homicidio como propias de un sujeto que, como Aburto, decidió cometer el crimen por sí solo, lejos de una conjura política o algo parecido.
Es obvio que conclusiones de esta naturaleza, tratándose de asuntos políticos de gran significado, no suelen convencer a nadie de buenas a primeras. Así ocurrió, y seguramente sigue ocurriendo, incluso por sobre el tiempo transcurrido, con el asesinato de Colosio. En el imaginario popular (muy respetable y todo) resulta mucho más cómodo o sencillo visualizar conjuras o tramas siniestras muy elaboradas, al producirse homicidios cometidos en perjuicio de personajes de gran relieve político o público.
No parece que el caso Colosio haya sido producto de una trama de muy alto nivel, como evidentemente no debió serlo. Aburto quedó de hecho sin escapatoria después de hacer los dos disparos rodeado por una multitud que prácticamente le habría impedido movilizarse. El mítico o presunto segundo tirador siempre ha estado a lo largo de todo este tiempo a la vista de las autoridades. Hoy mismo debe saberse dónde se encuentra y a qué se dedica, incluso.
Sin embargo, cabe suponer que históricamente el caso Colosio siempre tendrá como referencia un segundo tirador, sin importar que su actuación en Lomas Taurinas nunca haya sido demostrada, por lo menos públicamente. Aburto, jamás, ni siquiera por insinuación, ha dejado entrever alguna vez la existencia de otro tirador en el caso Colosio. Todo cabe dentro de lo posible, por supuesto. Aunque muchas veces quizá no sea posible forzar los hechos para acomodarlos a un determinado objetivo.
El hecho cierto es que, al final de todo, Aburto cargó con la responsabilidad de ser el tirador contra Colosio, porque evidentemente lo fue. Una personalidad un tanto especial la suya. Por ejemplo, el día del crimen sintió hambre a mediodía y decidió comer unos tacos con toda tranquilidad. Cuando lo hizo pensó en lo que tenía planeado hacer. Había un problema: no sabía dónde quedaba Lomas Taurinas. Preguntó. Y una señora con la mano le señaló un camión que en su parte frontal superior decía precisamente Lomas Taurinas. Lo abordó y al caer la tarde de ese día estaba en todos los noticieros periodísticos.
A pesar de las circunstancias por las que atraviesa, el PRI puso en huego meritorias fuerzas para recordar el 31 aniversario luctuoso de Colosio. En diversas e importantes ciudades del país se llevaron a cabo sentidos eventos con ese sentido propósito. Hermosillo, Monterrey y Tijuana, entre otras más, fueron demarcaciones donde se recordó al también exdirigente nacional del PRI. Por lo visto, en las poblaciones del sur del Estado no se llevó a cabo ninguna ceremonia al respecto. ¿Qué pasaría?
Los restos de Colosio, como se sabe, reposan en Magdalena, su tierra natal. En el panteón de esa ciudad se llevó a cabo una ceremonia luctuosa en el mausoleo que guarda los restos del excandidato presidencial del PRI. La ceremonia estuvo encabezada por el dirigente nacional priísta Alejandro Moreno Cárdenas, quien dijo que este partido sigue recordando a Colosio “por su sentido visionario y reformador, por su carisma y calidad humana”. Ciertamente.
Entonces, hace 31 años que Luis Donaldo Colosio Murrieta fue abatido en un hasta ese momento casi desconocido lugar de Tijuana llamado Lomas Taurinas. En cierto modo, tras el asesinato de Colosio el PRI empezó a marcar algunos de los tropiezos que hoy le tienen en una difícil situación en el juego político del país. Es claro que la muerte de Colosio influyó severamente en todo el contexto político nacional. Nunca podrá negarse que lo ocurrido en Lomas Taurinas fue un suceso doloroso que trajo para la ambientación nacional en lo inmediato una situación difícil, dolorosa, lamentable.
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