Porque te salvarás si confiesas con tu boca que Jesús es Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos
Reflexionaremos en esta ocasión el texto bíblico de la segunda lectura del primer domingo de Cuaresma 2025, presento traducción de la Biblia Latinoamericana Católica, fue la siguiente:
De la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 10, 8-13
"Y luego se dice: Muy cerca de ti está la Palabra, ya está en tus labios y en tu corazón. Ahí tienen nuestro mensaje, y es la fe. Porque te salvarás si confiesas con tu boca que Jesús es Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos. La fe del corazón te procura la verdadera rectitud, y tu boca, que lo proclama, te consigue la salvación. La escritura ya lo dijo: El que cree en él no quedará defraudado. Así que no hay diferencia entre judío y griego; todos tienen el mismo Señor, que es muy generoso con todo el que lo invoca, porque todo el que lo invoque en el nombre del Señor se salvará."
LA SALVACIÓN AL ALCANCE
En otras religiones, como las orientales, donde su propuesta es todo lo que podamos hacer para alcanzar la iluminación por medio de camino de gran disciplina y negación, con mucho de estoicismo, una propuesta de alcanzar nirvana (nivel máximo de iluminación) que pretende desconectar el deseo, para evitar el sufrimiento... y si el amor implica sufrimiento, entonces el amor no es opción para el alma que egoístamente quiere trascender.
En el cristianismo, no es lo importante o central lo que nosotros podemos hacer para alcanzar a Dios, sino lo que Dios ha hecho para alcanzarnos a nosotros, él ha tomado la iniciativa, viene a nuestro encuentro, se hace el encontradizo, se encarna en el seno virginal de Santa María de Nazaret, y el camino es de fácil acceso, la llave está en nosotros, en nuestra boca y nuestro corazón.
Él está a la puerta de nuestro corazón y la toca, como dice el libro del Apocalipsis 3, 20 "Mira que estoy a la puerta y llamo: si alguno escucha mi voz y me abre, entraré en su casa y comeré con él y él conmigo." Escucha mi voz, implica que habla, toca a la puerta diciendo nuestro nombre, quiere que le abramos desde dentro, como acto de voluntad, el todo poderoso, respeta la libertad humana, no fuerza, no tumba, no patea la puerta de nuestra intimidad, quiere que por dentro abramos y entre en comunión con nuestra alma.
UNO DE LOS MAS IMPORTANTES PROBLEMAS EN LA IGLESIA ACTUAL
Decía el anterior predicador de la Casa Pontificia, cardenal padre Raniero Cantalamessa, O.F.M. Cap. que por 44 años llevó a cabo esa misión de predicarle al Papa y a la curia vaticana en Cuaresma y en adviento, desde san Juan Pablo II, hasta el año pasado 2024 que fue jubilado, en una de sus tantas prédicas, que el problema de la iglesia actual está justamente en que no vivimos la salvación con estas dos condiciones, "confesar con la boca y creer en el corazón", por supuesto que lo desarrolla y argumenta en su libro, que se llama "La vida en el Señorío de Cristo" publicado hace 30 años.
El cardenal Cantalamessa dice que uno de los grandes problemas es que en la iglesia son estos dos casos:
1) En el primer caso están los que "creen con el corazón, pero no confiesan con la boca", que es el caso de la mayoría de los laicos, que creen en Dios, a su modo, pero a la hora de hablar o defender la fe, prefieren callar, para evitar conflictos y discusiones. Creen interiormente, pero prefieren pasar desapercibidos, por miedo al qué dirán, o que los traten burlescamente y callar ante la injusticia y el mal, convirtiéndonos silenciosamente, en simples testigos-semi-cómplices por no involucrar nuestra palabra. Tarde que temprano, al confundirse entre la forma de pensar de todos los demás, triste caso de la mayoría de los hermanos católicos, que se dicen católicos y lo son, pero no practican su fe, pues según estadísticas actuales, antes de la pandemia, era del 11% los que iban a misa los domingos, se dicen católicos, están bautizados, pero su fe no la profesan en el culto en el templo. En el fondo creen en un Dios a su imagen y semejanza, a su manera, cuando les nace las ganas de ir, pero no es el Dios revelado por Jesucristo.
2) En otro caso, también grave y quizá más que el primero, son los que "confiesan con la boca, pero no creen en el corazón", aquí entran algunos hermanos del clero, sacerdotes, religiosos, catequistas, servidores de cualquier grupo, movimiento o asociación religiosa con fines altruistas; es decir, aquellos que van a la iglesia, que sirven, que proclaman, pero en el corazón, en el fondo, dudan, no creen, ponen en duda hasta la misma presencia de Jesús en la Sagrada Eucaristía, predican la buena nueva, pero dudan que sea para ellos, piden milagros para los demás, pero no para sí mismos por sentirse indignos, no piden con confianza; a la mirada del Sagrado Corazón de Jesús, son los que más le duelen, como le dijo a Santa Margarita María Alacoque: "Mira este corazón mío, que a pesar de consumirse en amor abrasador por los hombres, no recibe de los cristianos otra cosa que sacrilegio, desprecio, indiferencia e ingratitud".
Por lo tanto, estamos llamados a profesar con la boca lo que creemos con el corazón, es decir dar testimonio de nuestra fe, no sólo narrar hechos o testimonios ajenos de los grandes, sino desde nuestra persona, vivir en fe, actuar en fe y profesar la fe; esto es la verdadera evangelización de testigos, que no tienen miedo de profesar públicamente la fe, es decir no al pecado, no al aborto, no al suicidio asistido, no a las tentaciones de pensar que la felicidad es la riqueza, el tener, la belleza o la fama.
Los que somos servidores en la iglesia, no permitamos que la duda, el miedo, la desconfianza se anide en nuestro interior, creamos con el corazón, ¡creámosle a él!, a Jesús de verdad.
EVITEMOS LA DISONANCIA COGNITIVA ESPIRITUAL
La disonancia cognitiva se define como incompatibilidad entre lo que pensamos (creencias, ideas, valores) y nuestra actuación; es decir, hay una fuerte contradicción entre nuestra parte cognitiva y nuestro comportamiento, este desajuste nos genera tensión o incluso ansiedad, porque sabemos lo que debemos hacer, pero hacemos justamente lo contrario.
Desde el punto de vista espiritual, te planteo la idea de no separar lo que creemos de lo que hacemos, lo que creemos con el corazón y lo que profesamos con la boca. No es sólo la búsqueda de la congruencia, sino la integración de nuestro corazón, que podamos ser íntegros, se trata de creer lo que decimos, sentir lo que pensamos, actuar conforme a nuestra persona; pensar con el corazón, sentir de corazón, actuar de corazón; por eso el Papa Francisco en el documento Dilexit Nos, de octubre 2024, trata de ubicar a la persona humana en el corazón y no sólo la representación del sentimiento llamado amor, pues sería limitarlo y hasta restringirlo a una sola área de la vida; decir YO SOY MI CORAZÓN.
La palabra de moda en este siglo 21, es la palabra "disforia", del griego d?sf???? (dysphoros), de d?s, difícil, y f???, llevar, se caracteriza generalmente como una emoción desagradable o molesta, como la tristeza (estado de ánimo depresivo), ansiedad, irritabilidad o inquietud. Es el opuesto etimológico de la euforia.
La división interior entre lo que somos y lo que queremos ser, es un enredo en el fondo de lo que queremos hacer o tener, el ser es más importante que el hacer, Jesús quiere moldear en los cristianos su esencia, no sólo un cambio de roles, de actividades, "los haré pescadores de hombres", "serán mis discípulos", "son mis amigos", etc. Es complicado, pero tengo que decirlo, sólo desde el corazón de Jesús encontramos nuestra esencia del ser, unificando nuestras divisiones interiores, sanando nuestras heridas del alma, reconstruyendo las grietas del corazón consecuencia del pecado.4
Hay que dar un paso a lo más profundo de nosotros, ahí donde está Dios en el interior, encontrándolo a él, entonces me encuentro a mí mismo, descubramos que en el encuentro con el otro y con Dios, encuentro la riqueza de lo que soy, sólo con el creador la creatura encuentra su sentido último de la vida, no dejemos fuera a Dios que es quien nos ha creado y a amado. Da miedo esa exploración interior, pues corremos el riesgo de encontrarnos con nuestra miseria, pero junto a ella... está el misericordioso con la mano extendida, para que una vez aceptando lo que soy, empieza el camino de renovación de lo que perdí en el camino de la vida al ser expuesto al mal, al maligno y a los malos. El camino de conversión es en esa dirección, desciendo al fondo de mi alma, para aceptarme, perdonarme, experimentar el amor de Dios, que es incondicional y gratuito como es su perdón. Entonces y sólo después de este camino, podré salir de mi egoísmo, podré aceptar, perdonar y amar al otro, que es mi prójimo, aunque sea diferente a mí, me complementa, me necesita y yo a él. Ya hablaremos en otra ocasión del perdón.
OREMOS
"Señor Jesús, en esta Cuaresma, ayúdame a conocerme para amarme, a aceptarme para perdonarme, entonces estaré listo para amar y aceptar al próx(j)imo. Te pido Espíritu Santo me ayudes a romper con mis hipocresías, a superar mis disforias espirituales, a creer con el corazón y profesar con la boca. Padre misericordioso, abrázame en mi miseria... Madre María, cúbreme con tu manto santo lleno de estrellas y no me sueltes de tu mano." Amén.
Por Saúl Portillo Aranguré
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