No cabe duda de que, en una investigación con enfoque histórico, los investigadores no siempre escogen a conciencia los temas de estudio. A veces ese paso suele ser al revés: el tema escoge al investigador; no éste elige a aquel. Algo similar viví en carne propia, cuando revisé un par de expedientes de documentos antiguos, que forman parte de mis acervos y curiosidades intelectuales.
Entonces me topé con unos cuantos papeles viejos, que datan de entre los años 1900 y 1912, cuyo contenido da luz sobre las trayectorias biográficas de cuatro sonorenses de ayer; tres de nacimiento y uno más por adopción, dedicados todos al magisterio, que tuvieron en común la carrera de profesor de primaria; enseñar en escuelas públicas del Estado, profesar una ideología cívico-liberal y haber prestado servicios político-militares a los jefes revolucionarios, defendiendo tanto la bandera maderista como la carrancista, a costa de pagar con cárcel, tortura y hasta con su propia vida, aunque hubo otros colegas que escalaron en el ámbito político y ocuparon puestos públicos relevantes, como síndico, gobernador, diputado, ministro de gabinete y hasta presidente de la República.
Quizás el caso más conocido sea el de don Plutarco Elías Calles, quien antes de ganar fama nacional por su talla política-militar, ganó notoriedad como profesor de escuela en Guaymas y Hermosillo. A la edad de 17 ingresó al magisterio, donde desarrolló una carrera vertiginosa, de modo que en poco tiempo desempeñó el puesto de supervisor de escuela, cuyo cargo era el más alto en la estructura escolar.
Antes, fue profesor de educación para adultos en su natal puerto de Guaymas, donde regenteaba una escuela nocturna, que auspiciaba la Sociedad Mutualista de Obreros del lugar. Entonces también incursionó como periodista; escribía artículos pedagógicos en la llamada "Revista Escolar", cuyos editores y escritores eran los mismos maestros que enseñaban en las escuelas del puerto.
Un biógrafo y correligionario suyo, Juan de Dios Bojórquez, documentó que el joven profesor Calles era de ideas antirreeleccionistas. A decir de él, en 1901, se le vio entre los adherentes del Club Verde de Hermosillo, una asociación cívica-liberal que protagonizó uno de los episodios tempraneros de protesta en contra de la reelección del eterno alcalde de Hermosillo, un mal político apellidado Escalante y de estirpe porfiriano. Desde entonces su lucha por el sufragio efectivo y en contra la dictadura fue una constante, que abonó significativamente al triunfo de las fuerzas revolucionarias, de las que él fue una de las cabezas más visibles en el Estado.
Su vocación por la docencia y haber servido en escuelas públicas parece que lo marcaron de por vida. Cuando fue comisario de Agua Prieta, en 1912; su primera experiencia como gobernante, impulsó una gran reforma educativa, que abarcó la construcción de escuelas, dotación de material de enseñan, contratación fuera del estado de maestros con título de normalista y pagos de sueldos dignos. Para todo eso, contó con la aprobación y apoyo del vecindario, especialmente de un grupo de mujeres jóvenes, que hacían actividades y colectas para recaudar fondos en bien del proyecto educativo del comisario Calles, quien también recibió el respaldo del entonces gobernador maderista José María Maytorena.
Más tarde, cuanto asumió el puesto de gobernador, en 1915, el antiguo profesor de primaria presentó al pueblo sonorense su programa de Gobierno "Tierra y Libros para Todos", cuyo sugerente título develaba las prioridades políticas y sociales de su Gobierno. Ciertamente, el programa obligaba a las compañías mineras y ferroviarias, ranchos y haciendas, entre otros giros, a poner escuelas y pagarlas con recursos propios; aumenta la cobertura escolar; incluso debía haber escuelas hasta en comunidades con 20 menores en edad de cursar la educación obligatoria. Asimismo, estipulaba establecer en Hermosillo una Escuela Normal para formar profesoras y profesores de primaria, además de gabinetes de lectura y una escuela hospicio para niñas y niños huérfanos de padres y madres muertas en la Revolución.
Habrá segunda parte.
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