De política y cosas peores
Apoyemos al INE en su lucha contra la imposición y fortalezcamos a las instituciones
¿Qué vio el nieto de don Languidio al llegar a la casa de su abuelo? Vio al provecto señor en el jardín en la más extraña traza que es dable imaginar. ¡No traía pantalón ni calzoncillo! Hacía un frío polar, soplaba el cierzo y caía nieve. "¡Abuelo! -se consternó el muchacho-. ¿Por qué estás afuera de la casa, y con tus cosas al aire?". "Hijo mío -respondió el señor con vos audible apenas-. Ayer salí sin bufanda con este mismo clima y se me endureció el cuello en tal manera que no he podido doblarlo. Esto fue idea de tu abuela". Dice un proverbio antiguo: "Los dichos de los viejitos son evangelios chiquitos". Si tal refrán es verdadero, los tales evangelios son a veces tan realistas que tocan los linderos del cinismo. Tomemos como ejemplo la sentencia que postula: "Piensa mal y acertarás". Tal dictado rebaja a la naturaleza humana, a la que considera proclive siempre a la maldad. Aquí evoco a la ancianita que al confesarse le decía al sacerdote: "Acúsome, padre, de que levanto falsos que luego salen ciertos". A esa tesitura pertenecen mis preguntas. ¿Por qué AMLO y los suyos insisten con tanta vehemencia en que el INE lleve a cabo el ejercicio de revocación de mandato, que algunos juzgan de ratificación?, ¿Por qué denigran tanto a ese organismo ciudadano, que ha mostrado su independencia y autonomía? Pienso que el tal ejercicio de revocación o ratificación tiende a preparar a la ciudadanía para otro ejercicio: el de prolongación de mandato. Se trataría entonces de un ensayo a fin de realizar, al final del sexenio, otra consulta similar en la cual se preguntaría a los votantes si querrían o no que el presidente siguiera en su cargo a fin de poder concluir su magna obra de transformación nacional. Desde ahora sabemos cómo votaría la clientela que el tabasqueño se ha allegado a base de dádivas, prebendas y concesiones. Apoyemos entonces al INE en su lucha contra la imposición autoritaria; fortalezcamos a las instituciones que aún no se han vendido -perdón: quise decir rendido- al poder caprichoso y esperemos que no salga cierta mi hipótesis acerca de una eventual prolongación de mandato, lo cual llevaría a México a la dictadura y a AMLO al basurero de la historia. Pitorrango llegó a la casa de su compadre Babio. "No está, compadrito -le informó su esposa-, pero no tarda en llegar. Si gusta pase a esperarlo". El tal Pitorrango aceptó la invitación. La señora lo condujo a la sala, y empezaron a charlar sobre los temas de que siempre se habla cuando no hay nada de qué hablar. De pronto, sin embargo, Pitorrango trajo a colación un tema bien distinto. "Comadrita -le dijo a su anfitriona-. Tiene usted unas bubis hermosas. Si me permite verlas, verlas solamente, le haré un regalo de 5 mil pesos". No dejó de sorprenderse la comadre ante la insólita proposición, pero había visto en el centro comercial una blusa preciosa que costaba precisamente eso, de modo que puso a la vista del compadre el doble encanto. Pagó Pitorrango el costo de la encantadora visión, y luego dijo: "También tiene usted unas pompis preciosas. Le ofrezco otra cantidad igual si también me permite contemplarlas". Había visto la comadre una falda que hacía juego con la blusa, de modo que de nueva cuenta obsequió el salaz deseo del compadre. Éste pagó la suma acordada y luego dijo: "Mi compadre está tardando mucho, comadrita. Me retiro". Poco después llegó el esposo. "Vino el compadre"-le informó la señora algo nerviosa. Preguntó el marido: "¿Y te dejó los 10 mil pesos que me debía y que quedó de pagarme hoy?". FIN.