San Policarpo un mártir centenario, discípulo de Juan y fiel defensor de la fe cristiana.
Por: Iván Fraijo
Hoy, 23 de febrero, la Iglesia rememora a San Policarpo, obispo de Esmirna, no solo rezaba, sino que unía el pasado de los apóstoles de Jesús con la nueva Iglesia. Conoció muy bien a San Juan y fue amigo de San Ignacio, así que guardó las enseñanzas cristianas tal como eran. Dicen que San Juan lo hizo líder religioso de Esmirna, dándole poder en los primeros grupos cristianos.
DEFENSOR DE LA FE Y COMBATIENTE DE LA HEREJÍA
En tiempos de dudas y líos, Policarpo fue un fiel creyente a sus ideales. Él contribuyó significativamente a que el pueblo adquiriera la comprensión del Evangelio y enfrentó a otras concepciones religiosas, lo cual provocó la consolidación de la Iglesia. Fue clave porque había muchas formas de ver el cristianismo y eso podía dividir la fe.
Las cartas de Policarpo, en especial la que fue a Filipos, son como un cofre del tiempo muy valioso. Ahí dentro, vemos pistas de la Biblia, consejos para vivir como cristianos y cómo creían al principio. Esas cartas muestran cómo era Policarpo y también qué les preocupaba a los primeros cristianos.
EL DIÁLOGO CON ROMA
Su escapada a Roma para charlar con el Papa Aniceto sobre cuándo celebrar la Pascua, pese a no coincidir, mostró sus ganas de que la Iglesia siguiera unida. Esta reunión es una prueba antigua de lo vital que es hablar entre religiones para buscar que los cristianos estén juntos.
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UN MARTIRIO QUE ILUMINÓ LA HISTORIA
Con 86 años, Policarpo encaró su final con audacia bajo el mandato de Antonino Pío. No quiso negar lo que creía, ni siquiera cuando la muerte lo acechaba; mostró así su gran fe. Los relatos de su final, muy antiguos y reales, cuentan con lujo de detalles su calma y fuerza ante el jefe romano. Dicen que el fuego no lo quemó y que un certero golpe de espada fue su final; esto ha inspirado a muchos cristianos.
San Policarpo va más allá de su tiempo. Sus cartas dan una idea genial de cómo vivían y creían los primeros cristianos. Su forma de ser leal, valiente y amar a Cristo aún motiva a mucha gente en todo el mundo. Se le recuerda en las misas y la gente le reza, para que no olvidemos ser fieles a la fe cuando las cosas sean desastrosas.