La salud mental ocupa hoy un lugar esencial en las conversaciones públicas y en el autocuidado cotidiano. Las generaciones más jóvenes han normalizado hablar de depresión, ansiedad y estrés, reconociendo la importancia de recibir tratamiento profesional.
Sin embargo, entre los síntomas más difíciles de identificar se encuentra la anhedonia, una experiencia silenciosa que priva a las personas del placer de vivir.
¿QUÉ ES LA ANHEDONIA Y CÓMO SE IDENTIFICA?
La anhedonia no es un diagnóstico en sí misma, sino un síntoma frecuente de trastornos mentales como la depresión mayor, la esquizofrenia, el trastorno por consumo de sustancias o el trastorno de estrés postraumático (TEPT).
Se caracteriza por una incapacidad o dificultad para experimentar placer o motivación, incluso en actividades que antes resultaban gratificantes. Comer, escuchar música, salir con amigos o disfrutar del sexo puede perder completamente el atractivo para quien la padece.
Según la psiquiatra Judith F. Joseph, de la Universidad de Nueva York, la anhedonia no suele considerarse una crisis, pero lo es en términos existenciales:
"Las personas no sienten nada; se apagan emocionalmente". Este apagamiento emocional puede manifestarse como frases del tipo "me siento vacío" o "ya no soy yo mismo".
Detectarla implica observar señales como aislamiento social, falta de motivación, pérdida de interés sexual, sensación de vacío emocional o el simple hecho de "estar, pero no disfrutar".
¿CUÁL ES LA RELACIÓN ENTRE LA DEPRESIÓN Y LA ANHEDONIA?
Aunque suele asociarse con la depresión, puede presentarse sin cumplir todos los criterios diagnósticos de ese trastorno.
De hecho, la anhedonia puede durar días o semanas y, si no se trata, deteriora el estado de ánimo, el sueño, la nutrición y las relaciones personales, aumentando incluso el riesgo de suicidio.
¿QUÉ CAUSA LA ANHEDONIA?
Las causas no están del todo claras, pero los expertos señalan que puede deberse a alteraciones en los neurotransmisores del cerebro, especialmente en la dopamina, responsable de la motivación y el deseo.
Factores como el estrés crónico, la discriminación, la pobreza o incluso algunos antidepresivos pueden agravarla. El psiquiatra Adrián Neyra advierte que el consumo de alcohol y drogas puede potenciar la anhedonia en pacientes depresivos:
"Es un síntoma nuclear, y cuando se combina con el alcohol, puede volverse extremadamente peligroso, incluso conducir al suicidio".
¿CÓMO SE TRATA LA ANHEDONIA?
Aunque no existe un medicamento específico aprobado por la FDA, tratar la causa subyacente (como la depresión) puede mejorar los síntomas.
Las terapias más efectivas incluyen la activación conductual, que invita a "hacer, aunque no se sienta ganas", para reentrenar el cerebro hacia el placer; así como cambios en el estilo de vida: alimentación antiinflamatoria, buen descanso, ejercicio y contacto social real.
La anhedonia puede parecer un apagón temporal, pero con atención, tratamiento y acompañamiento profesional, es posible volver a reconectarse con la vida.
Como recomiendan los especialistas: empieza con algo pequeño cada día que te brinde un destello de calma o alegría. Esos destellos, con el tiempo, pueden volver a encender la chispa de vivir.