Urge atención de Oomapasc: todos los días, los pequeños deben sortear la pestilencia, que impregna el aire mientras estudian, se alimentan y juegan
Por: Edel Osuna
Si fuese la Laguna del Náinari lo que los niños de la Escuela Primaria Vicente Guerrero, de la colonia Matías Méndez, admiraran al llegar a clases, sería distinto; sin embargo, lo que todos los días deben sortear es un enorme charco de aguas negras.
Y es que el pestilente líquido se acumula en la esquina que forman las calles Rodolfo Campodónico y Agustín Lara, justo al lado de la escuela; ambas vialidades son parte de la ruta de las líneas de camiones 1 y 6, vehículos pesados que han agravado el problema.
Edelmira, familiar de una menor que estudia en el plantel, explicó que, primero, el charco fue de agua potable, pero después se le filtraron las fugas del drenaje y todas van a dar al mismo sitio.
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Comentó que algunos vecinos del sector empezaron a rellenar el espacio con escombro y tierra, pero la filtración de agua hizo que el paso de los vehículos sacaran el material, hasta quedar fuera del charco, formando bordes.
Expuso que el problema no es reciente, ya que desde el verano pasado se ha presentado esta situación; además, a la peste se le suma el calor, que vuelve insoportable el mal olor a la salida de los estudiantes.
Asimismo, por ese lugar circulan todos los días los camiones urbanos de las rutas referidas, así como unidades repartidoras para surtir los abarrotes del sector, ahondando el problema.
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