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Ciudad Obregón

Bar Minerva, sus muros encierran un sinfín de anécdotas

La taberna en función es la más longeva de Ciudad Obregón y fue punto de reunión de políticos, periodistas y agricultores de la época

Bar Minerva, sus muros encierran un sinfín de anécdotas  Foto: Libro: Retrospectiva de Cajeme del periodista Sergio Anaya

Risas, lagrimas y charlas amenas que tras unas botellas de cerveza o tragos de licor originaban una hermandad ligada por el alcohol guarda en sus muros el Bar Minerva, la cual representa la taberna más añeja que opera en Ciudad Obregón.

Al inicio de la década de los treinta el municipio de Cajeme asomó un semblante de desarrolló y prosperidad. Las personas que inyectaba crecimiento buscaban un lugar donde reunirse y distraerse. 

Con la visión de un aventurero que viajó miles de kilómetros en busca de un mejor porvenir, el inmigrante croata de apellido Kuraica, hermano del fundador del primer hotel del municipio de Cajeme (Hotel Kuraica), tuvo la idea de abrir una cantina que nombró Minerva.

¡SALUD!

En 1932 el bar Minerva abrió sus puertas al público, su ubicación le permitió ser el punto de reunión ideal para las personas que transitaban en el joven municipio en cuyos alrededores se concentraba la mayoría de los negocios, al estar fincado en la calle Guerrero entre Sonora y Chihuahua, en lo que hoy se conoce como el primer cuadro de Ciudad Obregón.

Desde su apertura, la cantina Minerva se posicionó en el gusto de los pobladores de la época, debido a que encontraron en ella un espacio que se convirtió en su fiel compañero. Tras unas botellas, la barra y las mesas encerraron confesiones, desamores e ideas creativas, todo en un solo lugar.

INSÓLITO

En la década de los cuarenta, en la parte de arriba del bar Minerva se instaló el Palacio Municipal. Fue precisamente en el periodo de 1946 -1949 cuando fungía como presidente municipal Vicente Padilla Hernández. Hecho que fue catalogado como único en el mundo por Ripley, empresa dedicada en registrar datos curiosos y extraños y que estableció que era el único ayuntamiento en todo el planeta que operaba arriba de una cantina.

Incluso se cuentan historias que al terminar sus funciones los políticos, el cantinero del bar Minerva colocaba botellas de cerveza en una cubeta que jalaban con una cuerda para subirlas a sus vecinos de arriba y así, de manera alegre, concluyeran su jornada laboral. 

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CAMBIA DE DUEÑO 

Quien por 20 años se desempeñó como el cantinero pasó a ser el dueño, siendo este Tomás Ramírez, quien además de ser el propietario se convirtió en un gran aliado de sus clientes, pues por muchos años sirvió de su confidente al escuchar múltiples platicas con distintos matices. 

Durante muchos años el bar Minerva sirvió de punto de reunión de grandes personajes. Periodistas de la talla del fundador de Diario del Yaqui, Jesús Corral Ruiz, agricultores y gente importante de la época ahí se dieron cita. 

Las horas transcurrían en el bar Minerva envueltas en una atmosfera que ofrecía un escenario donde sus clientes se sentían plenos de acuerdo a su necesidad; unos sonreían, otros tocaban temas de interés social y otros simplemente dejaban caer las lágrimas en la barra y mesas al relatar una desdicha, mientras se empinaban un trago. 

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BARRA CAMBIA SU OLOR Y SABOR

La barra del bar Minerva que por muchos años fue testigo de ambientes de júbilo y tristeza fue comprada por el señor Reginaldo Marín Vázquez, quien en 1958 abrió la taquería Colonial, la más antigua de Ciudad Obregón y que continúa brindando sus servicios.

Don Reginaldo le hizo adecuaciones a la barra y le mandó quitar la canaleta por donde circulaban las botellas de cerveza; hoy en día la estructura esta impregnada de un olor y sabor que ofrecen unos tacos que encierran una gran tradición. 

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PIERDE SU BRÍO  

Con el paso de los años los personajes ilustres se fueron alejando del bar Minerva. En la actualidad su fisonomía está muy distante de los momentos llenos de vida que otorgó el trajín de las botellas.

En el presente son pocos los adultos mayores quienes lo frecuentan, en comparación con sus años mozos. 

Las mesas y sillas son otras, una rocola colocada en la actual barra brinda un aire entre melancolía y alegría, al añorar los viejos tiempos en los que el bar Minerva tuvo su florecimiento.

De acuerdo a historiadores, el bar Minerca no es la cantina más antigua de Ciudad Obregón, pero sus 91 años de existencia la colocan como la más vieja que se mantiene ofreciendo sus servicios en un bar que conserva su ubicación original.