En la actualidad, es cada vez más común observar a personas que integran diversos suplementos alimenticios en su rutina diaria con la esperanza de mejorar su salud. Vitaminas, minerales, proteínas en polvo, omega-3, colágeno, extractos herbales y cápsulas "detox" son promocionados como soluciones milagrosas en redes sociales y por influencers sin formación en salud.
Sin embargo, especialistas advierten que esta tendencia de automedicación nutricional puede ser más perjudicial que benéfica si no se acompaña de una evaluación médica profesional.
¿TOMAR SUPLEMENTOS TODOS LOS DÍAS SUSTITUYE UNA DIETA BALANCEADA?
Expertos en nutrición subrayan que los suplementos están diseñados para complementar, no para sustituir, una alimentación saludable. Los alimentos integrales contienen una compleja combinación de nutrientes, como vitaminas, minerales, fibra, antioxidantes y compuestos bioactivos que no pueden ser replicados por cápsulas o polvos.
Además, el cuerpo humano absorbe mejor los nutrientes provenientes de los alimentos que aquellos obtenidos de suplementos. Reemplazar comidas reales por productos procesados con promesas nutricionales puede, a la larga, generar deficiencias o desequilibrios, y en algunos casos, causar efectos secundarios graves como daño hepático, problemas renales o alteraciones hormonales.
SUPLEMENTOS SIN UN DIAGNÓSTICO PREVIO
De acuerdo con el Instituto Nacional de Salud Pública, más del 56 por de quienes consumen suplementos en México lo hacen sin contar con un diagnóstico previo ni supervisión profesional.
Solo el 5.7 por ciento los utiliza para corregir deficiencias nutricionales reales; el resto los incorpora con objetivos como aumentar el rendimiento físico, bajar de peso o sentirse con más energía, sin tener en cuenta los posibles efectos secundarios o riesgos de sobredosificación.
EL ROL DE LOS SUPLEMENTOS EN UNA NUTRICIÓN RESPONSABLE
Los suplementos alimenticios pueden ser útiles cuando se usan con criterio médico, especialmente para personas con deficiencias comprobadas o necesidades nutricionales específicas como mujeres embarazadas, personas mayores o pacientes con enfermedades crónicas. No obstante, su consumo debe ser siempre secundario a una dieta equilibrada y supervisado por un profesional de la salud.
