¿Onicofagia es un trastorno? La verdad sobre el hábito de morderse las uñas

Más allá del aspecto psicológico, esta acción puede tener consecuencias físicas y generar problemas en la salud debido a las bacterias que se ingieren

¿Onicofagia es un trastorno? La verdad sobre el hábito de morderse las uñas

Comerse las uñas, un acto que muchas personas consideran inofensivo o incluso automático, tiene un nombre médico: onicofagia. Este comportamiento, aunque común, puede tener implicaciones tanto físicas como psicológicas si se convierte en una práctica constante.

La onicofagia consiste en el impulso recurrente de morderse o arrancarse las uñas, ya sea de las manos o, en casos más graves, de los pies. Aunque suele comenzar en la infancia o adolescencia, puede persistir en la edad adulta, afectando la apariencia, la salud y la autoestima de quien lo padece.

¿MORDERSE LAS UÑAS ES UN TRASTORNO?

De acuerdo con especialistas en salud mental, la onicofagia se considera un trastorno del control de los impulsos, perteneciente al grupo de los comportamientos repetitivos centrados en el cuerpo (como arrancarse el cabello o pellizcarse la piel).

Este hábito suele estar vinculado con la ansiedad, el estrés, el aburrimiento o la tensión emocional. En otras palabras, se convierte en una forma inconsciente de liberar nerviosismo o calmar emociones intensas.

Más allá del aspecto psicológico, la onicofagia tiene consecuencias físicas. Morderse las uñas puede causar infecciones, deformaciones en los dedos, sangrado, inflamación, daños en la dentadura e incluso problemas gastrointestinales debido a las bacterias que pueden ingresar al organismo.

¿CÓMO DEJAR EL HÁBITO DE MORDER LAS UÑAS?

Para dejar de comerse las uñas, se recomienda abordar tanto el hábito físico como la raíz emocional. Algunos métodos efectivos incluyen:

  • Identificar los detonantes (momentos o emociones que impulsan el acto).
  • Mantener las uñas cortas y bien cuidadas, ya que el aspecto estético puede ayudar a frenar el impulso.
  • Usar esmaltes con sabor amargo o tratamientos específicos para evitar llevarse las manos a la boca.
  • Practicar técnicas de relajación o mindfulness para reducir el estrés.
  • Sustituir el hábito con una acción alternativa, como apretar una pelota antiestrés o mantener las manos ocupadas.

En casos donde la onicofagia es severa o persistente, lo ideal es acudir a un psicólogo o psiquiatra, quien puede recomendar terapia cognitivo-conductual u otras estrategias terapéuticas para mejorar el autocontrol y manejar la ansiedad.

Superar la onicofagia no solo mejora la salud de las manos, sino también el bienestar emocional, ya que representa un paso importante hacia el manejo consciente de las emociones y la reducción del estrés cotidiano.

Marcela Islas
Marcela Islas

Egresada de Literaturas Hispánicas de la Universidad de Sonora, con experiencia en periodismo y turismo; pasión por la cultura, música y gastronomía.