El incidente protagonizado hoy en el programa “Venga la alegría” por los luchadores Alberto del Río e Hijo de Vikingo trajo a la mente otras peleas que han sucedido en televisión en vivo y que dejan dudas si fueron reales o actuadas para generar rating.
Una de las “luchas en vivo” más recordadas de la televisión mexicana fue la inesperada pelea entre el luchador Cibernético y el político y boxeador Jorge Kahwagi.
Este enfrentamiento ocurrió en 2000 durante el programa “Permítame tantito”, transmitido por Televisa, y desde entonces ha sido recordado como un ejemplo del cruce entre el deporte-espectáculo y la farándula.
La pelea surgió de una supuesta rivalidad entre ambos personajes. Kahwagi, entonces diputado federal y con una fugaz carrera en el boxeo, apareció como “invitado especial” al mundo de la lucha libre, lo que muchos consideraron una estrategia publicitaria.
Cibernético, en ese tiempo uno de los rudos más seguidos de la AAA, lo confrontó en vivo, generando un momento de tensión que rápidamente se volvió físico.

¿POR QUÉ SE PELEARON?
Durante el programa, Cibernético empujó a Kahwagi y lo retó frente a las cámaras. La respuesta del político-boxeador fue sorpresiva: derribó al luchador, provocando incredulidad y críticas en redes sociales y medios.
Para muchos, el momento fue un montaje televisivo, mientras que otros lo vieron como una verdadera humillación para el luchador.
¿FUE REAL LA PELEA?
Después del incidente, Cibernético enfrentó duras críticas de sus seguidores, quienes lo acusaron de prestarse a una farsa. Aunque continuó su carrera en la lucha libre, el episodio quedó como una mancha en su trayectoria.
Por su parte, Kahwagi aprovechó el escándalo para mantenerse en el ojo público, pero su carrera política y deportiva se fue apagando con el tiempo.
Hoy, aquella pelea sigue siendo recordada no por su calidad deportiva, sino por su carga mediática y posiblemente lo mismo pase con el incidente de hoy en Venga la Alegría.
Lo de Cibernético y Kahwagi fue un ejemplo claro de cómo, en cierto momento y hasta la fecha, la televisión mexicana prioriza el espectáculo sobre la autenticidad, mezclando figuras de distintos mundos para generar polémica y rating.