3 alimentos básicos en la cocina que NO debes guardar en el refrigerador

Algunos ingredientes con los que cocinamos se echan a perder más rápido de lo previsto, por ello es importante saber cómo conservarlos adecuadamente

3 alimentos básicos en la cocina que NO debes guardar en el refrigerador

No todos los alimentos se benefician de las bajas temperaturas del refrigerador. Aunque existe la creencia de que este electrodoméstico ayuda a prolongar la vida útil de cualquier producto, lo cierto es que algunos alimentos cotidianos se deterioran más rápido si se almacenan en frío.

3 ALIMENTOS QUE DEBES EVITAR GUARDAR EN EL REFRIGERADOR

En estos casos, el resultado suele ser pérdida de textura, sabor e incluso calidad nutricional. A continuación, te presentamos tres alimentos que conviene mantener fuera del refrigerador, junto con las mejores prácticas para conservarlos frescos y en buen estado por más tiempo.

JITOMATES

  • El ejemplo más claro es el jitomate. Guardarlo en el refrigerador provoca que su textura se vuelva harinosa y su piel se arrugue con facilidad.
  • Además, el sabor pierde intensidad, lo que afecta la experiencia al consumirlos en ensaladas, salsas o guisos.
  • La mejor forma de conservarlos es colocarlos en un frutero, lejos de la luz directa del sol, en un sitio fresco y ventilado.
  • De esta manera, maduran de forma natural y mantienen su aroma característico. Solo si están muy maduros y no se van a usar pronto, es recomendable refrigerarlos un par de días como máximo.

PAN

  • Otro alimento que suele almacenarse en frío de manera equivocada es el pan. Lejos de mantenerlo suave y fresco, el refrigerador acelera el proceso de endurecimiento, lo que hace que pierda esponjosidad y se seque rápidamente.
  • Lo más adecuado es guardarlo en su empaque, bien cerrado, a temperatura ambiente. Si no se va a consumir en los siguientes días, la mejor alternativa es congelarlo.
  • Al descongelarlo, basta con calentarlo ligeramente o tostarlo para que recupere su textura original.

PAPAS

  • Las papas también deben mantenerse fuera del refrigerador. El frío transforma su almidón en azúcares, alterando el sabor y modificando la consistencia al cocinarlas.
  • Incluso pueden adquirir un tono oscuro poco atractivo al freírlas u hornearlas. Lo ideal es conservarlas en un lugar fresco, seco y oscuro, como una alacena, evitando colocarlas cerca de cebollas, ya que estas aceleran su descomposición.

Adoptar estas prácticas de almacenamiento no solo ayuda a preservar el sabor auténtico de los alimentos, sino que también contribuye a reducir el desperdicio y a disfrutar de ingredientes de mejor calidad en la cocina diaria.