A medida que se aproxima el Día de Muertos, los hogares de México se llenan de aromas y recuerdos. Entre flores, veladoras y altares, hay un protagonista que no puede faltar: el pan de muerto. Esta delicia, que forma parte esencial de las ofrendas, no solo es un gusto culinario, sino también una expresión profunda de la conexión entre el mundo de los vivos y los difuntos.
En Sonora, como en muchas regiones del país, esta tradición se vive con identidad propia. Esmeralda Noriega, creadora de contenido originaria de San Pedro de la Cueva, en su página La Herencia de las Viudas comparte su receta del pan de muerto con un toque muy sonorense, ideal para disfrutar en familia o incluir en tu altar.
PAN DE MUERTO: MÁS QUE PAN, UN SÍMBOLO
Cada componente de este pan tiene un significado. Su forma redonda representa el ciclo de la vida y la muerte. Las tiras de masa en forma de cruz —conocidas como "huesitos"— evocan los restos de los difuntos o las lágrimas de quienes los recuerdan, mientras que la bolita al centro simboliza el cráneo del ser querido.
El origen del pan de muerto se remonta a la época colonial. Ante los rituales indígenas que incluían sacrificios humanos, los españoles introdujeron un pan de trigo bañado en azúcar teñida de rojo, como una forma simbólica de representar la sangre de aquellos rituales, pero sustituyéndolos con elementos cristianos. Así nació una fusión cultural que ha perdurado por siglos.
RECETA DE PAN DE MUERTO CON SABOR A SONORA
Esta versión regional conserva lo tradicional, pero añade el toque personal de la cocina sonorense, y con el sabor único que le da el horno de leña.
Ingredientes:
- 1 kg de harina de trigo
- 2 sobres de levadura seca (22 g en total)
- 300 g de azúcar
- ½ cucharadita de sal
- 1 ½ cucharada de ralladura de naranja
- 3 cucharadas de anís estrella molido (opcional)
- 1 chorrito de vainilla o agua de azahar
- 300 ml de leche
- 5 huevos (a temperatura ambiente)
- 200 g de mantequilla o margarina
- Azúcar adicional y jarabe simple para decorar
PREPARACIÓN PASO A PASO
- Activar la levadura: En un recipiente pequeño, mezcla la levadura con agua tibia y una cucharada de azúcar. Deja reposar hasta que se hinche.
- Preparar la masa base: En un tazón grande, combina la harina, el azúcar, la sal y la ralladura de naranja. Agrega la levadura ya activada.
- Incorporar saborizantes y líquidos: Añade el anís, la vainilla o el agua de azahar (según tu preferencia). Después, incorpora poco a poco la leche y los huevos, mezclando constantemente.
- Amasar y agregar mantequilla: Cuando la masa esté parcialmente integrada, agrega la mantequilla. Amasa durante 10 a 15 minutos hasta que se vuelva elástica y no se pegue a las manos ni al recipiente.
- Fermentar la masa: Coloca la masa en un tazón engrasado, cúbrela con plástico o un paño y deja que repose durante al menos 45 minutos o hasta que doble su tamaño.
- Formar los panes: Divide en porciones de 200 g y forma bolas. Usa la harina reservada para moldear los huesitos y la bolita del centro.
- Segunda fermentación: Deja que los panes reposen por unos minutos en un lugar tibio, hasta que vuelvan a inflarse.
- Horneado: Precalienta el horno de la estufa a 200°C, hornea durante 15 minutos y luego reduce la temperatura a 180°C para continuar la cocción por 20 minutos más o hasta que estén dorados.
- Decoración final: Al enfriar, prepara un jarabe ligero con azúcar y agua o con mantequilla derretida. Barniza los panes con este jarabe y espolvorea azúcar al gusto para dar ese toque crujiente.
UNA RECETA CON ALMA
Hacer pan de muerto en casa no es solo una actividad culinaria: es una forma de conectar con nuestras raíces, con los seres que partieron y con una tradición que se mantiene viva gracias al amor y la memoria. Esta receta con un sabor muy de Sonora le da un giro delicioso al clásico pan de muerto, sin perder el profundo simbolismo que representa.
Este Día de Muertos, anímate a preparar esta versión y compartirla en familia. Porque no hay mejor manera de honrar a nuestros difuntos que con el calor del horno y el corazón en la ofrenda.