Cada 26 de marzo, el Santoral de la Iglesia Católica conmemora la vida y sacrificio de San Cástulo, un mártir venerado por su valentía al defender la fe cristiana en tiempos de persecución.
Su historia, marcada por la valentía, la traición y el sufrimiento, es un ejemplo de firmeza y dedicación a Cristo.
LA VIDA DE SAN CÁSTULO
San Cástulo vivió en la época de la Roma del emperador Diocleciano, quien es recordado por las intensas persecuciones contra los cristianos.
Durante esa época, Cástulo, un cristiano que desempeñaba su labor como camarero en el palacio imperial, utilizó su posición para ayudar a los fieles.
Lejos de temer las represalias, permitió que los cristianos se reunieran en su casa para celebrar la fe, un acto valiente que fue realizado a riesgo de su vida.
A lo largo de su vida, San Cástulo también predicó el cristianismo junto a su amigo San Tiburcio, viajando por toda Roma y convirtiendo a muchas personas al cristianismo.
Las nuevas conversiones eran llevadas al Papa San Cayo para recibir el bautismo, lo que fortaleció aún más la propagación de la fe en una Roma que vivía en constante persecución.
LA TRAICIÓN A SAN CÁSTULO Y SU BRUTAL MUERTE
Sin embargo, su destino trágico llegó cuando San Cástulo fue traicionado por Torcuato, un cristiano que había renunciado a la fe. Torcuato lo denunció a las autoridades romanas, lo que llevó a su arresto y tortura bajo el mandato del prefecto Fabiano.
A pesar de las atroces torturas a las que fue sometido, San Cástulo nunca renunció a su fe en Cristo. Su inquebrantable convicción lo llevó a ser condenado a una muerte brutal: fue enterrado vivo en un foso de arena en la vía Labicana, un sitio conocido por ser un lugar de martirio para los cristianos.
EL LEGADO DE SAN CÁSTULO
Tras su martirio, la esposa de San Cástulo, Irene, quien también era cristiana, se encargó de enterrar su cuerpo con honor. En el lugar de su martirio, se construyó una iglesia en su memoria, la cual ha existido desde el siglo VII.
Las reliquias de San Cástulo fueron trasladadas posteriormente a Baviera, Alemania, donde se erigió una catedral en su honor en la ciudad de Moosburg. Además, las reliquias del santo también se encuentran en la iglesia de San Martín en Landshut, Alemania, y en la iglesia de San Cástulo en Praga.