Su memoria es celebrada por los irlandeses y en todo el mundo, convirtiéndose en un día de gran festividad religiosa y cultural
Por: Ofelia Fierros
Cada 17 de marzo, la Iglesia Católica celebra la festividad de San Patricio, el patrón de Irlanda, conmemorando su vida y legado.
San Patricio, nacido en Britania alrededor del año 385, es conocido por su labor evangelizadora en el siglo V, especialmente por su misión de convertir al cristianismo a los irlandeses.
A los 16 años, San Patricio fue capturado por piratas irlandeses y llevado a Irlanda como esclavo. Durante los seis años de cautiverio, se acercó a Dios, y tras su escape, regresó a su hogar.
Sin embargo, una visión lo llamó a regresar a Irlanda como misionero. Tras estudiar en el continente, fue ordenado sacerdote y luego obispo.
¿POR QUÉ SAN PATRICIO SE DISTINGUE POR UN TRÉBOL?
En el año 432, San Patricio regresó a Irlanda, donde dedicó su vida a la conversión de los irlandeses, fundando iglesias, monasterios y escuelas. Su trabajo fue clave en la cristianización de la isla, utilizando el trébol para explicar la Santísima Trinidad. Sus tres hojas representan al Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo.
San Patricio falleció el 17 de marzo de 461 en Saul, Downpatrick, Irlanda. Desde entonces, su memoria ha sido celebrada en Irlanda y por la congregación irlandesa en todo el mundo, en un día de fiesta religiosa y cultural.

ORACIÓN DE SAN PATRICIO
En honor a su vida y legado, muchos recitan la conocida "Oración de San Patricio", que expresa la cercanía de Cristo en todos los momentos de la vida:
"Cristo conmigo,
Cristo ante mí,
Cristo tras de mí,
Cristo en mí,
Cristo bajo mí,
Cristo sobre mí,
Cristo a mi derecha,
Cristo a mi izquierda,
Cristo cuando me acuesto,
Cristo cuando me siento,
Cristo cuando me levanto,
Cristo en el corazón de todo hombre
que piensa en mí,
Cristo en la boca de todo hombre
que hable de mí,
Cristo en todo ojo que me ve,
Cristo en todo oído que me escucha".
Hoy, el 17 de marzo, además de ser una fecha significativa para la Iglesia Católica, es una oportunidad para recordar el sacrificio, la fe y la perseverancia de San Patricio, quien dejó un legado imborrable en la historia de Irlanda y en el mundo cristiano.