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¿Puede la comida convertirse en una adicción? Esto dice experta de la UNAM

El cerebro humano está diseñado para recompensarnos cada vez que comemos, lo que garantiza que busquemos alimentos placenteros, afirma estudio

¿Puede la comida convertirse en una adicción? Esto dice experta de la UNAMLa adicción a la comida puede ser tratada con ayuda de especialistas.

En un mundo donde la comida está al alcance de un clic, la adicción alimentaria se ha convertido en una preocupación creciente.

Según Mónica Díaz Méndez, especialista en adicciones de la Facultad de Medicina de la UNAM, la comida puede generar una dependencia similar a la de otras conductas adictivas, como el uso de redes sociales o el consumo de sustancias.

El cerebro humano está diseñado para recompensarnos cada vez que comemos, lo que garantiza que busquemos alimentos placenteros, como los dulces, grasosos o salados. Esta recompensa, provocada por la liberación de dopamina, puede intensificarse a medida que consumimos más de estos alimentos, lo que puede llevar a un ciclo de adicción.

Sin embargo, el problema no es sólo comer en exceso, sino el desequilibrio entre lo que consumimos y lo que quemamos. La falta de actividad física combinada con el fácil acceso a alimentos hipercalóricos contribuye al aumento de problemas como la obesidad.

Además, el consumo constante de estos alimentos puede llevar a una alteración del sistema de recompensa, haciendo que algunas personas no puedan dejar de comer, incluso cuando saben que es perjudicial.

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SEÑALES DE ALERTA

Si bien no existe un consenso completo sobre los criterios diagnósticos de la adicción alimentaria, se han identificado señales como la incapacidad para dejar de comer ciertos alimentos, la tolerancia y el síndrome de abstinencia.

Estos comportamientos, que pueden incluir el atracón o comer continuamente durante el día, requieren atención profesional. La especialista aclara que tanto psiquiatras como psicólogos juegan un papel clave en el tratamiento de esta conducta.

Por tanto, la comida no solo debe ser vista como una necesidad básica, sino como una fuente potencial de adicción. El aprendizaje y la conciencia sobre cómo los alimentos afectan nuestro cerebro son pasos cruciales para evitar caer en una dependencia que afecte nuestra salud física y emocional.