La Arquidiócesis Primada de México sostuvo un encuentro significativo con diversos colectivos de familias buscadoras, a quienes expresó cercanía, escucha y compromiso.
El encuentro, encabezado por Mons. Javier Acero Pérez y el Pbro. Jorge Atilano González, inició con un minuto de silencio por las más de 130 mil personas desaparecidas en el país, un gesto que marcó un ambiente de memoria y exigencia de justicia.
Mons. Acero pidió perdón por las omisiones de la Iglesia en el pasado y reconoció que no basta con "ver u oír el dolor", sino comprometerse a caminar junto a quienes buscan a sus seres queridos. Llamó a tejer una "caravana de solidaridad" que involucre a todos los sectores sociales, reforzando la unidad como camino para la paz.
FAMILIAS PIDEN EMPATÍA Y APOYO SOCIAL
Durante el encuentro, las familias compartieron testimonios profundamente conmovedores. Gustavo Hernández habló de la fe que lo sostiene mientras busca a su hijo; Evangelina Contreras, quien busca a Tania desde hace 13 años, pidió empatía y apoyo social; y Brisa, madre y buscadora, relató cómo se formó en antropología forense para localizar a su hijo y ha colaborado en la identificación de cerca de 200 personas.
El Pbro. Jorge Atilano explicó que la crisis de desapariciones en México está atravesada por tres fallas estructurales: fiscalías debilitadas, falta de seguridad y una profunda crisis forense.
Señaló que miles de cuerpos sin identificar aumentan el sufrimiento de las familias y reafirmó el compromiso de la Iglesia para mejorar procesos, escuchar propuestas y crear rutas de acompañamiento.

ES UNA RESPONSABILIDAD DE LA IGLESIA ACOMPAÑAR
Al cierre, Mons. Acero subrayó que la Iglesia no puede permanecer neutral ante la violencia. Reconoció que la sociedad se ha acostumbrado a vivir entre muertes y balas, y pidió perdón por no haber estado siempre a la altura.
Reafirmó que la prioridad son las familias buscadoras y que los obispos continuarán escuchando, orando y acompañando: "No hablamos desde una agenda política, sino desde la responsabilidad del Evangelio y la dignidad humana".
Finalmente resaltó el interés de la Iglesia para reconstruir confianza y ofrecer un espacio de consuelo, verdad y justicia para quienes no se cansan de buscar a sus seres amados.





