El 18 de marzo de 1938, Lázaro Cárdenas decidió tomar una medida drástica: nacionalizó la industria y creó Petróleos Mexicanos (PEMEX)
Por: Marcela Islas
Este martes 18 de marzo, se conmemora la Expropiación Petrolera, un evento que marcó un importante momento en la historia de México y redefinió la relación compleja con Estados Unidos, entre por conflictos, intervenciones y tensiones económicas.
Desde las invasiones estadounidenses en el siglo XIX hasta la Expropiación Petrolera de 1938, los intereses de ambas naciones han chocado en diversas ocasiones. Durante los primeros años del siglo XX, la relación entre México y Estados Unidos se vio afectada por la Revolución Mexicana y la percepción mutua de amenaza en el ámbito político y económico.
Eventos como la Decena Trágica (1913), la invasión estadounidense al puerto de Veracruz (1914) y la Expedición Punitiva (1916-1917) generaron una relación tensa entre ambos países. Estados Unidos, interesado en los recursos petroleros de México, buscaba un trato preferencial para sus empresas.
Este objetivo se concretó en el Tratado de Bucareli, firmado el 13 de agosto de 1923 durante el gobierno de Álvaro Obregón, donde México garantizó derechos de propiedad sin restricciones a empresas extranjeras, incluidas las petroleras estadounidenses.
El Tratado de Bucareli sentó las bases de futuras fricciones, culminando en la Expropiación Petrolera de 1938.
LA EXPROPIACIÓN PETROLERA Y SUS CAUSAS

La Constitución de 1917 establecía en su artículo 27 que el subsuelo y sus recursos eran propiedad de la nación, lo que inquietó a las compañías extranjeras. Sin embargo, el Tratado Calles-Morrow de 1928 redujo momentáneamente estas tensiones.
A pesar de esto, los abusos laborales de las empresas petroleras extranjeras y su control casi absoluto sobre la producción petrolera mexicana generaron un creciente malestar.
La Mexican Eagle Company (subsidiaria de Royal Dutch/Shell) dominaba más del 60 por ciento de la producción petrolera, mientras que las estadounidenses Jersey Standard y Standard Oil Company of California controlaban el 30 por ciento restante.
Los trabajadores mexicanos recibían salarios mucho menores que los empleados extranjeros, mientras que las empresas exportaban la mayor parte del crudo, dejando pocos beneficios en México.
La crisis de 1929 redujo los ingresos petroleros del Estado y exacerbó la situación económica, lo que llevó a un aumento en las protestas sindicales. Ante la negativa de las compañías extranjeras de aceptar reformas laborales, el presidente Lázaro Cárdenas decidió tomar una medida drástica: el 18 de marzo de 1938 decretó la Expropiación Petrolera, nacionalizando la industria y creando Petróleos Mexicanos (PEMEX) tres meses después.
REPERCUSIONES INTERNACIONALES DE LA EXPROPIACIÓN PETROLERA
La expropiación generó tensiones con Reino Unido, que rompió relaciones diplomáticas con México, y con Estados Unidos, cuyas petroleras exigieron una compensación. Washington impuso un embargo al crudo mexicano, reduciendo sus exportaciones en un 50%. Esto llevó a que la Alemania nazi se convirtiera en uno de los principales compradores de petróleo mexicano.
A pesar de las presiones, el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt adoptó una postura conciliadora, reconociendo el derecho de México a la expropiación, aunque exigió compensaciones para las petroleras afectadas.
En contraste, su secretario de Estado, Cordell Hull, intentó promover represalias contra México, esfuerzo que fue bloqueado por Roosevelt.
MÉXICO Y ESTADOS UNIDOS: ALIADOS EN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

El 18 de abril de 1942, México y Estados Unidos firmaron el Tratado Cooke-Zevada, mediante el cual el gobierno mexicano acordó pagar 29 millones de dólares en compensación a las compañías petroleras estadounidenses.
Posteriormente, México se unió a los Aliados en la Segunda Guerra Mundial el 28 de mayo de 1942, tras el hundimiento de los buques petroleros Potrero del Llano y Faja de Oro por submarinos alemanes.
Durante la guerra, México se convirtió en un proveedor clave de materias primas para Estados Unidos y participó activamente con el Escuadrón 201, que luchó en el Pacífico junto a las fuerzas estadounidenses.
La Expropiación Petrolera de 1938, si bien generó tensiones económicas y políticas, también consolidó la soberanía energética del país y demostró la capacidad del gobierno mexicano para enfrentar intereses extranjeros en defensa de su economía y recursos naturales.
Eventualmente, la diplomacia permitió restablecer las relaciones y forjar una alianza clave durante la Segunda Guerra Mundial, dejando un legado que sigue influyendo en la política y la economía mexicana hasta el presente.