¿De dónde surgió la leyenda de La calle de la amargura de Tamaulipas?
Los mitos o historias de terror abundan por todo México, llegando hasta este estado, donde conoceremos una de las más emblemáticas del lugar
Esta leyenda de Tamaulipas se remonta al año 1864, cuando Charles Dupin, un militar feroz francés, arribó a México en compañía del Mariscal Francois Bazaine y sus fuerzas. Aquella fuerza militar todavía es recordada por haber sembrado el terror y las atrocidades más atroces en el puerto de Tampico.
Aquellos horrendos franceses no mostraban respeto hacia nadie. Por otro lado, los guerrilleros Pedro José Méndez, Juan José de la Garza y Ascensión Gómez lideraban la resistencia de Tamaulipeca.
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Dentro de ese marco de injusticias y auténticas atrocidades residía, cerca de la Laguna del Carpintero, una mujer de avanzada edad llamada Matilde, que era viuda y madre de tres hijos: Santiago, Julián y Agustín. Matilde había educado a sus hijos de manera que los transformó en valientes y patriotas, así que, al observar tanto sufrimiento en su pueblo debido a los invasores, se alzaron en armas.
EL FANTASMA DE UNA MADRE
Se dice que Julián se transformó en el más audaz de los hermanos y se adhirió a la batalla contra la invasión de Maximiliano. Sin embargo, al ser informado, el general Dupín ordenó la captura de los hermanos.
Julián y su ejército fueron los primeros en desplomarse. Cuando Dupín los consiguió, los torturó de todas las formas posibles; incluso les arrancaron la piel de la planta de los pies y los forzaron a andar sobre las piedras que parecían inflamarse. Al final los asesinaron.
Luego, Dupín ordenó la búsqueda de Santiago y Agustín y su apresamiento. Cuando descubrió, doña Matilde acudía a sus hijos para proporcionarles alimentos y pedirles a los militares franceses que le mostraran respeto. Aunque aquella pobre dama sufriera tanta humillación, los franceses solo se reían.
Finalmente, ejecutando a los hijos de doña Matilde sin previo aviso, Dupín ordenó la pena capital. Se afirma que el dolor de aquella desdichada mujer fue tan intenso que la acompañó incluso tras su fallecimiento. Desde aquel momento, su alma lucha por la justicia en la calle llamada La Calle de la Amargura (hoy en día calle Doctor Alfonso G. Alarcón).