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Las Plumas

Ya basta

Francisco Gonzalez Bolon

Es imposible retraerse al comentario cuando en el sentimiento de todos los ciudadanos existe un “ya basta” a la violencia.

Por todos los rumbos de Cajeme y Sonora las balas mandan. El miedo obliga a los ciudadanos a cuidarse al máximo porque hasta las balas perdidas matan, sobre todo a inocentes.

Tocó el turno al gremio político. Abel Murrieta Gutiérrez, ex Procurador de Justicia de Sonora, ex jefe de la Policía en Cajeme, ex diputado local y federal y tantas otras responsabilidades, fue acribillado.

A estas alturas, todo lo que se diga de su asesinato es viejo pues la noticia inundó al país desde el primer minuto, ya que se encontraba en plena campaña electoral cuando le arrebataron la vida.

El entorno en Cajeme es como para confundir. Lo mismo pudo ser un sicario del crimen organizado que uno del ambiente político. Ya no se sabe porque a río revuelto todo parece encaminarse hacia un solo lado, por desinformación o por manipulación.

Quizá en su vida política Murrieta Gutiérrez pudo haber hecho muchos amigos, pero los enemigos logrados acecharon cada paso de su carrera para, en el momento oportuno, asestar el hachazo.

Muchos atribuyen su muerte a haber hablado antes de tiempo de lo que haría si llegaba a ganar la alcaldía, pero las especulaciones hoy van a predominar si las autoridades judiciales encargadas de investigar este tipo de homicidios se tardan en trabajar.

Por eso, en las redes sociales muchas voces de personas del pueblo, ya no de los políticos, se alzaron para reclamar la actuación de los tres niveles de gobierno y que esas Mesas por la paz se conviertan en mesas de trabajo y no solamente para tomar el café.

Las promesas de trabajar bajo líneas de inteligencia que lleguen hasta el fondo de los casos deben convertirse ya en resultados. Cada que pasa un hecho fuera de lo común, dicen lo mismo, que van a redoblar el paso y renovar las estrategias de combate a la inseguridad, pero en los hechos sigue lo mismo.

Ese “ya basta” espontáneo de la gente debe ser acicate para que los responsables de cuidar la vida y el patrimonio de los sonorenses actúen con eficacia y eficiencia y no con estériles discursos.

¿Por qué entre los tres niveles de gobierno se echan las culpas de los hechos violentos en Sonora, pero nadie actúa como debe ser?

La coordinación interinstitucional no debe ser más una palabra rimbombante sino un acelerador de las tareas para que la paz vuelva a la entidad porque es el principal reclamo de los ciudadanos.

Ya basta del dejar hacer, dejar pasar que ha distinguido a los encargados de la seguridad y la procuración de justicia.

Si un hecho como el de ayer, que lastima y provoca terror a la familia política, no los mueve a actuar, entonces sí que, como dice el refrán, sálvese quien pueda.

O que cada quien agarre a su Chapulín Colorado.

Comentarios: francisco@diariodelyaqui.mx