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Las Plumas

Voto y necesidades de los cultureros

Jesús Carvajal Moncada

Cada tres años, con motivo de las elecciones para la presidencia municipal, los candidatos, o algunos de ellos, se han reunido con miembros de la comunidad artística para escuchar sus inquietudes y necesidades, a la vez de exponer la propuesta que en materia de arte y cultura pondrían en marcha de resultar ganadores, o por lo menos, lo más cercano a una propuesta de trabajo.

Durante la campaña de este 2021 se ha continuado con esta dinámica, aunque desconozco si todos los aspirantes han tenido acercamientos con los llamados “cultureros”. El que estas reuniones se lleven a cabo es positivo, en el sentido de que el arte, y quienes viven de él en nuestra ciudad, se hacen presentes desde hace 15 años o más, y son un grupo que forma parte de los temas de campañas políticas.

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Sin embargo, los resultados no siempre son lo esperado o lo que el Municipio requiere, recuerdo en una ocasión cuando un candidato prometía una banda de música para Ciudad Obregón, mientras que hace tres años, otro aspirante aseguraba que haría extensiones de la Casa de Cultura, es decir, la sede estaría en el Deportivo Álvaro Obregón, mientras que en algunas colonias habría instalaciones que podrían atender necesidades de ese espacio geográfico. Definitivamente, nada de eso, y mucho más, se llegó a cumplir. Incluso, eventos importantes como el Festival Tetabiakte han empequeñecido, bajo la justificación de la falta de presupuesto. Es un hecho que la reducción de recursos ha venido siendo una constante desde el nivel federal, pero si se sabe esto, se requiere un plan estratégico que contemple la obtención de capital para el impulso a la cultura en Cajeme, no sólo desde la Secretaría de Cultura, sino a través de los eventos mismos y convenios con empresas privadas e instituciones educativas, entre otras opciones.

De esta forma, cuando la nueva administración se pone en marcha, se da cuenta que no es tan viable como pensaba el cumplir los compromisos con el gremio cultural, que el presupuesto es insuficiente, o bien, simplemente muestra que su interés por el arte y la cultura es menor a lo que la sociedad pudiera pensar. Excepto cuando Enrique Espinoza Pinales y Domy Flores estuvieron al frente de la Dirección de Cultura, con las respectivas limitaciones presupuestal que debieron haber tenido, el patrón general indica que no se ha cumplido con lo esperado: reducción en recursos monetarios y en eventos, deterioro del auditorio de la Casa de Cultura y en general, una menor presencia de este organismo en la sociedad. La pandemia es una situación excepcional por supuesto, pero podría ser ésta una justificación ideal si no hay un proyecto cultural para Cajeme.

Cada tres años, por tanto, los cultureros expresarán que requieren apoyos económicos, de espacios para sus labores y de promoción, entre otros. Los candidatos por su parte, dirán que sus acciones al llegar a la presidencia serán distintas al pasado, que ahora sí, la cultura tendrá el apoyo merecido. No obstante, la realidad es distinta y ante las necesidades sociales, el arte pasará a un lugar secundario, y esto no tendría que ser así. Es común que una parte de la ciudadanía exprese que el empleo, la infraestructura, la seguridad, la salud, lo educativo, por mencionar algunas áreas, son prioritarias. Es verdad, pero no se trata de quitarles presupuesto, sino de generar proyectos estratégicos para la cultura, pensando en su relevancia para el desarrollo personal de los respectivos grupos sociales.

De esta forma, las reuniones entre candidatos y artistas no serán sólo parte de un protocolo para ganar el voto de éstos, sino para atender sus necesidades, mientras que el gremio cultural por su parte, deberá contribuir con su trabajo creativo y hacerse presente más allá de la época de elecciones para evaluar de forma constante el desempeño de la Casa de Cultura.