"Verbum Domini"

Voltear a escuchar la Palabra, alimentarnos de ella para comunicarla, es atender lo que Dios le encomendó desde su vocación profética a Ezequiel 3:3-4

Por: Saúl Portillo Aranguré

Entre los temas más importantes que hay que estudiar, reflexionar y orar, es la Palabra de Dios, que tiene un poder especial: el poder de salvarnos, si la escuchamos y la ponemos en práctica.

En tiempos de preparación para la Megamisión, voltear a escuchar la Palabra, alimentarnos de ella para comunicarla es atender lo que Dios le encomendó desde su vocación profética a Ezequiel 3:3-4:

"Después me dijo: Hijo de hombre, alimenta tu vientre y llena tus entrañas con este libro que yo te doy. Yo lo comí y era en mi boca dulce como la miel. Él me dijo: Hijo de hombre, dirígete a los israelitas y comunícales mis palabras."

Comer para comunicar. Esta palabra se come por medio de los sentidos de la vista y del oído; es como podemos permitir que alimente nuestras entrañas, solo así podremos comunicar sus palabras que son mejor que mis/nuestras palabras. La evangelización comunica el mensaje y palabra de Dios, que tiene el poder de purificarnos y salvarnos (cfr, Santiago 1,22-23).

Pues en la misión, el testimonio de vida es fundamental y necesario, pero no sustituye la esencia de la misión: hablar del Salvador y Mesías, Jesús de Nazareth. El centro es él, no nosotros, tal como lo recomienda el apóstol san Pablo a la comunidad de Corinto: "Porque no nos predicamos a nosotros de Jesús", 2 Corintios 4:5

"VERBUM DOMINI"

"Verbum Dominimanet in aeternum. Hoc estautem verbum, quodevangelizatumest in vos" / "La Palabra del Señor permanece para siempre. Y esa palabra es el Evangelio que les anunciamos":

1 Pedro 1:25

Una palabra de la Biblia, un texto de esperanza, puede hacer la diferencia en el visiteo, compartiendo el testimonio de vida, la oración y la Palabra de Dios; que los hermanos visitados encuentren consuelo y fuerza para seguir adelante en medio de las tribulaciones que están padeciendo.

Entre los documentos más importantes del magisterio del Papa Benedicto XVI está la Exhortación apostólica postsinodal "Verbum Domini", que es un documento que reúne las propuestas del XII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de Obispos celebrado en octubre de 2008 con el tema "La Palabra de Dios en la vida y misión de la Iglesia". Fue firmada el día 30 de septiembre de 2010.

El documento, de casi 200 páginas, es un apasionado llamamiento dirigido por el Papa a los Pastores, a los miembros de la vida consagrada y a los laicos, para que tengan cada vez más familiaridad con las Sagradas Escrituras, no olvidando nunca "que en el fundamento de toda auténtica y viva espiritualidad cristiana está la Palabra de Dios anunciada, acogida, celebrada y meditada en la Iglesia".

"En un mundo que a menudo siente a Dios como superfluo y extraño" –afirma el Papa– no existe prioridad más grande que esta: abrir al hombre los accesos para que confluyan hacia Dios. Subraya con fuerza que "Dios habla e interviene en la historia a favor del hombre". "La Palabra de Dios no se contrapone al hombre, no mortifica sus deseos auténticos, sino que los ilumina, purificándolos, llevándolos a cumplimiento. En nuestra época se ha difundido desgraciadamente, de especial modo en Occidente, la idea de que Dios es extraño a los problemas del hombre y que su presencia amenaza su autonomía". En realidad, dice el Papa "sólo Dios responde a la sed que está en el corazón de todo hombre".

El documento nos lleva a una reflexión profunda del Papel de la Palabra de Dios en estos tiempos tan necesitados de una buena noticia que cambie el rumbo de las personas y familias, perdidas en la ignorancia y enseñanza errónea del mundo, con sus antivalores con el espejismo de la felicidad en la belleza, el poder, la fama, el dinero, entre otros.

La estructura del documento tiene tres partes. La primera parte, Verbum Dei, nos lleva a conocer a Dios que se revela y toma la iniciativa de buscar al hombre, de mostrarse que es un Dios que se comunica, quiere que le conozcamos de manera personal con un correcto entendimiento de la Biblia a la luz de la tradición bimilenaria de la iglesia. La segunda parte, Verbum in Eclesia, nos presenta el lugar privilegiado de la Sagrada Escritura en la vida y culto de la Iglesia. La tercera parte del documento, Verbum Mundo, trata sobre la misión y compromiso de la Iglesia en el mundo, la cultura, el diálogo interreligioso, concluyendo con el ejemplo e intercesión de nuestra Madre María, quien es dichosa porque escuchó la Palabra de Dios y la puso en práctica.

Vale la pena leer y estudiar este documento, que es parte la gama de documentos en torno a la Palabra de Dios.

SERVIDORES DE LA PALABRA

Alimentarnos de la Palabra, ser proclamadores de su Palabra, llevarla a la práctica y no conformarnos solo con oírla, como lo dice el apóstol Santiago en su carta, es el principio para dar de lo que recibimos en bendiciones y gracias. Los proclamadores de la Palabra en la misa, están fuertemente llamados a vivir lo que proclaman, pues "Toda la Escritura está inspirada por Dios, y es útil para enseñar y para argüir, para corregir y para educar en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y esté preparado para hacer siempre el bien." (2 Timoteo 3:16-17).

Si es cierto que de momento vivimos incongruencias entre lo que proclamamos y lo que vivimos, pero no hay que bajar la Palabra al nivel de nuestra vivencia, pues no podemos sacrificar la pureza y belleza de la Palabra, la asamblea (eclesia) merece escuchar tal como el Señor la ha inspirado en el Espíritu Santo, no perdamos la pureza y santidad de la Palabra de quien es el más santo y puro, pues por medio de la sagrada escritura, escuchándola, leyéndola, proclamándola, reflexionándola, iremos purificando y santificando nuestro corazón. Por lo tanto, proclamemos su Palabra tal como es... y un día, el menos esperado, estaremos viviendo lo que proclamamos, porque su Palabra tiene el poder de sanarnos, liberarnos y salvarnos.

Mientras tanto, tengamos la humildad de predicarnos mutuamente la Palabra de Dios, sacerdotes a laicos, laicos a sacerdotes, entre sacerdotes, así como entre laicos; pues la conversión es un proceso que se inicia con el primer anuncio del kerigma basado en la escritura y no termina nunca. La conversión no es una meta, es un camino, que la gracia acompaña y nos lleva de la mano hasta que crezcamos a la estatura de Cristo (cfr Efesios 4:13).

EL PODER DE LA PALABRA DE DIOS

Orar con la Palabra es un arma contra los enemigos del alma (demonio, mundo y carne), pues en medio de tantas voces, la única que debemos de reconocer y obedecer es la del buen pastor, la de Jesús, que nos sigue llamando, porque nos sigue amando, a pesar de nuestro pasado, y quiere espiritualmente ejercer el poder de sanarnos, como lo dice a continuación su Palabra:

"Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de doble filo: ella penetra hasta la raíz del alma y del espíritu, de las articulaciones y de la médula, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Ninguna cosa creada escapa a su vista, sino que todo está desnudo y descubierto a los ojos de aquel a quien debemos rendir cuentas", Hebreos 4:12-13.

Conocernos por medio de su Palabra y dejarnos restaurar discerniendo la voluntad de Dios.

OREMOS:

Dios Padre, todo poderoso, limpia el corazón y los labios de los que proclamarán tu Evangelio.

Bendice sus esfuerzos de preparación y los momentos de meditación de tu Palabra; para que entiendan mejor el mensaje y lo proclamen fielmente a tu pueblo.

Llena su ministerio con tu presencia; ayúdalos a prepararse cuidadosamente para que quienes los escuchen confíen plenamente en Jesucristo que anuncia el Reino de Dios y la promesa de vida eterna.

Señor Jesucristo, haz que crezca la fe en los corazones de los que escuchan tu Palabra y te glorifiquen siempre.

Espíritu Santo, que iluminas nuestro entendimiento para comprender tus inspiraciones en la Biblia, que la Palabra sea luz para nuestros pasos, antorcha en nuestro caminar, moldéanos según tu voluntad, quita los obstáculos que no permiten mi entrega total y plena.

Virgen María, que escuchaste la Palabra y se hizo carne en tu carne, discípula perfecta que nos invitas a hacer todo lo que Jesús nos ordene, ayúdanos a ser humildes

servidores eficaces, que digamos en respuesta a nuestro Dios, hágase en mi según su Palabra, hoy y siempre, por los siglos de los siglos.

Amen


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