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Las Plumas

Una película de policías, víctimas y victimarios

Ruizpalacios expone en su trabajo un ambiente difícil, de varias perspectivas, como la lenta atención a víctimas o personas en situación de accidente

Jesús Carvajal Moncada

Uno de los documentales más esperados y vistos en México en 2021, fue Una película de policías de Alonso Ruizpalacios, producido y presentado por Netflix, que acertadamente le da espacio a un tema que, si bien es ampliamente comentado en nuestro país, no se aborda con frecuencia desde enfoques analíticos profundos. En esta realización, el cineasta se adentra en la labor policiaca diaria, desde su preparación, hasta el patrullaje y los aspectos laborales.

Aunque el producto es un documental, para ello se contó con la aportación de dos actores, Mónica del Carmen, en el papel de Teresa, y Raúl Briones, como Montoya. Hay algo de ficción, por tanto, con la diferencia de otros géneros cinematográficos, aquí se adentran lo más posible en el mundo real de la Policía. Los personajes forman parte del grupo de entrenamiento, de sólo seis meses de duración, rápido, conciso, para la asimilación de los fundamentos básicos y después salir a la calle a enfrentarse a las situaciones propias de su labor, con los peligros evidentes que esto conlleva.

Ruizpalacios expone en su trabajo un ambiente muy difícil, desde varias perspectivas, como la lenta atención a víctimas o personas en situación de accidente, cuando el agente no obtiene una respuesta rápida, o el riesgo de recibir un balazo al acercarse a revisar un automóvil que parece sospechoso; también, el sueldo de 1,100 pesos quincenales, el que los agentes tengan que desembolsar de su dinero si desean mejor armamento y chalecos protectores, además de la falta de estrategias para proteger a los policías del embate del crimen organizado.

Un aspecto muy presente en el documental es la percepción generalizada de la sociedad, sintetizada en los comentarios de Raúl Briones: “cuando veo una patrulla pienso que no se trata de alguien para ayudarme, sino de personas que me pueden fregar”. Un pensamiento similar al de millones de mexicanos, seguramente.

El realizador también incluye gente que ha formado parte de este medio y lo conoce a fondo. Uno de ellos, definitivamente acepta las mordidas y la corrupción que se vive, desde los altos mandos hasta los oficiales de Policía y la ciudadanía, por lo que considera el pedir dinero a la gente para resolver un problema como algo normal, dada la situación laboral que los miembros de la Corporación afrontan día a día. La sociedad, por su parte, no se salva de ser parte de esta dinámica, al tolerar y practicar la corrupción por evitar problemas mayores, por lo que también es fuertemente cuestionada.

Una película de policías es un documento fílmico de calidad, que tiende no obstante a acentuar más la parte de víctimas que de victimarios en los agentes. Las condiciones adversas de cualquier trabajo, entre éstas el riesgo de perder la vida, no deben ser justificación para cometer abusos ante la sociedad. Al contrario, el sacarlas a la luz es una oportunidad para impulsar un cambio en la legislación que dote a los cuerpos policiacos de mayor seguridad laboral y sus acciones sean cada vez más profesionales. Si la sociedad nota esta diferencia, seguramente les brindará su apoyo.