Es un recordatorio constante de que, cuando el mexicano lucha por sus ideales, lo hace con un espíritu indomable
Por: Heliodoro Soto
Septiembre, además de ser el mes que recordamos y celebramos nuestra Independencia, es un tiempo que nos invita a reflexionar sobre la fortaleza y valentía que caracterizan al pueblo mexicano. A lo largo de nuestra historia, han sido muchos los sucesos que han marcado nuestra nación, y varios de ellos han ocurrido en este mes, poniendo a prueba nuestra unidad, solidaridad y capacidad de resiliencia.
El 16 de septiembre celebramos la lucha por la independencia de México, un movimiento que no solo simboliza el inicio de nuestra libertad, sino también el coraje y la determinación de nuestros antepasados por forjar un país libre y soberano. Es un recordatorio constante de que, cuando el mexicano lucha por sus ideales, lo hace con un espíritu indomable.
En la historia reciente, hemos sido testigos de otras tragedias que también nos han unido como nación. El sismo de 1985 dejó una huella imborrable en la memoria colectiva del país, pero también nos mostró la grandeza de nuestro pueblo. La devastación que se vivió en aquel septiembre no fue mayor que la ola de solidaridad que surgió entre los mexicanos. Vecinos, familias, rescatistas y ciudadanos comunes se convirtieron en héroes anónimos, demostrando que, en momentos de dolor, pasamos de inmediato a la acción, unidos por el amor a nuestra gente.
El 19 de septiembre de 2017, la tierra volvió a sacudirnos. Pero al igual que en 1985, no nos quedamos en el lamento. Ese mismo día, hombres y mujeres, jóvenes y mayores, salieron a las calles para ayudar, organizando brigadas, removiendo escombros y ofreciendo apoyo a quienes lo necesitaban. Nuevamente, los mexicanos demostramos que nuestra fortaleza no reside solo en nuestras raíces, sino también en la capacidad de levantarnos frente a la adversidad, con resiliencia y empatía.
Inundaciones, tormentas y otros desastres naturales han puesto a prueba nuestra capacidad de reacción, pero en cada ocasión el espíritu mexicano se fortalece, se crece. Nos reconocemos en los ojos del otro, con la mano alzada y empuñada como símbolo de vida y coraje; juntos construimos un país que, pese a las pruebas, sigue adelante.
Hoy, más que nunca, es importante mantener vivo ese espíritu. Debemos conmemorar y recordar con orgullo a los valientes que ya no están, aquellos cuyo coraje y amor por México nos tienen hoy aquí. Sigamos aprendiendo de esos momentos, para continuar siendo un pueblo que no solo enfrenta las dificultades, sino que las transforma en oportunidades de crecimiento y unión.
Septiembre es un mes para celebrar, pero también para honrar. Recordemos con respeto y orgullo a los héroes de ayer y de hoy, y mantengamos siempre viva la valentía del mexicano, esa que ha sido y seguirá siendo nuestra fuerza más poderosa.
