Sectores de un partido

Cuando el agua se fue

Por: Gerardo Armenta

La unidad fue la clave que en principio permitió que un partido como el PRI hiciera gala del poderío que históricamente acumuló en su tarea de Gobierno en todos los órdenes del entramado político y social del país. Una asombrosa y clásica trinidad de sectores apuntaló tal predominio partidista. Hoy no se sabe mucho de esos sectores, con excepción del propio de la Confederación de Trabajadores de México.

Según las evidencias disponibles, la CTM es el único conglomerado priísta que se mantiene con ánimo de seguir en el candelero. No es que los otros pilares del PRI hayan pasado a mejor y apacible vida. Pero la verdad es que poco o nada se sabe en público del quehacer de dos afamadas centrales priístas, básicas igualmente durante el esplendor priísta: la Confederación Nacional de Organizaciones Populares y la Confederación Nacional Campesina.

En efecto, la CNOP y la CNC. Memorables una y otra, sin duda, como agrupaciones fundamentales en la estructura de poder político y electoral que llegó a configurar y ostentar un partido como el PRI. Sin embargo, hoy por hoy no son muchas las referencias públicas o cotidianas que se tienen a la mano sobre su quehacer, con excepción de la CTM, y especialmente en Navojoa. Por ejemplo, vale recordar que en la etapa final de diciembre pasado los cetemistas tuvieron en la llamada Perla del Mayo el tradicional brindis con motivo de Año Nuevo.

Un evento así no puede considerarse del todo rigurosamente político. Pero sin duda hay actos que tienen esta coloración sin querer queriendo, porque la naturaleza de sus participantes no puede ignorarse nada más porque sí. Y prueba de ello es que en el curso de ese evento cetemista se hizo un llamado a la unidad con la idea de vencer los problemas que generen "intereses extraños que buscan dividirnos", como se dijo. Esta reunión estuvo encabezada por Guillermo Peña Enríquez, dirigente cetemista local.

Allí quedó claro que la CTM está fuerte y vigente, a pesar de todos los obstáculos y complicaciones de tiempos como los de hoy. "Debemos mantenernos unidos, como lo hemos hecho en otras épocas", dijeron los oradores. Peña Enríquez comentó que "andan unas personas, con unos sindicatos nacionales, que están nombrando delegados por todas partes, aunque aquí no se han parado". Por ello, pidió a sus correligionarios "mantenerse firmes, pero a la vez tranquilos y serenos". En un contexto así, cabe reiterar que no se sabe mucho de las otras centrales priístas, cuya existencia política o institucional no se advierte muy institucional, para usar un término muy propio del lenguaje priísta.

Mientras tanto, convendrá plantear la sabiduría del dicho popular que describe que hablando se entiende la gente, principio de orden que no admite la menor réplica, porque, además, lógicamente no habría ninguna voluntad capaz de contrariar el sentido de la citada expresión. Viene al caso lo anterior porque, como tenía que ser, ya se supo que el desabasto de agua (bárbaro desabasto, podría decirse) que se tuvo en Navojoa durante casi todo el domingo anterior, se debió a la realización de obras sumamente necesarias.

Tales obras debieron realizarse para reducir en el Municipio el número de fugas de agua existentes y salir al paso del obvio desperdicio del vital líquido que esa situación amparaba. Técnicamente se dijo que la instalación que se hizo de una serie de válvulas permitirá sectorizar con eficiencia el oriente y el poniente de la ciudad, con lo que se evitarán problemas como los ocurridos. Pues habrá que hacer "changuitos" para que así suceda en la vida real.

La buena nueva (que ojalá lo sea realmente) sigue así con esta explicación: se realizaron trabajos por el bulevar Lázaro Cárdenas, cerca del Canal de Las Pilas, con el fin de garantizar que las futuras obras de mantenimiento de la red de agua sean más rápidas, ágiles y eficientes. Suena bien eso de rapidez, agilidad y eficiencia. Pero a este esquema, que ojalá no sea una clásica ilusión del momento, le falta un "pequeño" añadido: que se informe a la ciudadanía, con la razonable y exigible anticipación del caso, la realización de esas importantes faenas cuando ameriten la suspensión del servicio de agua, con por lo menos una idea sobre la duración de los trabajos respectivos.

Es obvio que lo anterior no se plantea para carrerear a nadie, sino más bien para que se adopten las medidas hogareñas que procedan. ¿Mucho pedir? No necesariamente. Parecerían más que razonables líneas como las anteriores. La ciudadanía siempre tiene derecho a saber, y más cuando, en el caso de obras que tienen que ver con la prestación del servicio de agua, la situación al respecto puede adquirir tonalidades críticas. Y todo por el increíble descuido de no informar con una razonable anticipación sobre trabajos que van a efectuarse. Lo ocurrido hace días en Navojoa mostró el potencial de coraje e irritación de una comunidad merecedora de mejor trato.

armentabalderramagerardo@gmail.com


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