Las Plumas

Recordar la Independencia

Ante la ceremonia del Grito

Recordar la Independencia

Días un tanto agitados los que hicieron el contexto que sirvió para enmarcar la recordación del 214 aniversario de la consumación de la Independencia de México. Días, ciertamente, dotados de una coloración un tanto agitada socialmente que impidió hacer rendir en su totalidad la evocación siempre justificada y emocionante que liberó a lo que sería este país del tutelaje del dominio español y su abusivo virreinato. Aun así se batieron palmas por la conmemoración  de la gesta iniciada en Dolores en 1810 con un Grito que se ha convertido en uno de los pilares fundamentales de esta evocación histórica en un país como el nuestro.

El problema fue que en una parte del país las cosas no estaban del todo propias o pertinentes para llevar a cabo ninguna celebración. Por eso en tales lugares se optó mejor por suspender las también igualmente llamadas Fiestas Patrias. Esta disposición incluyó, por supuesto, la cancelación del Grito de Independencia, algo que ocurrió en muy mala hora, como es propio reconocerlo. Pero tiene que entenderse que las circunstancias imperantes, en su peligrosidad ambiental, no daban para más.

El parte que es posible documentar al respecto no se advierte muy halagador. Es así porque en cinco estados del país debieron suspenderse del todo los igualmente llamados festejos patrios. Esto se tradujo en la decisión que indujo a que por lo menos en 15 municipios mexicanos tomara curso la suspensión de que se habla. Y todo (como es fácil suponerlo) por la inseguridad imperante en parte del país. Los estados donde no hubo celebración septembrina son: Durango, Michoacán, Sinaloa, Guanajuato y Nuevo León.

A querer y no, debe ser preciso asumir que un esquema como el anterior, reviste una extrema gravedad, simple o llanamente por lo que significa en sí y para sí. Pero en términos generales vale reconocer que, por ejemplo, la ceremonia del Grito de Independencia se llevó a cabo tradicionalmente como siempre. Aunque en un lugar llamado Tizatlán (esto queda en Tlaxcala) sus autoridades programaron el evento para llevarlo a cabo el 13 de septiembre. En Chiapas, sin embargo, las cosas estuvieron igualmente drásticas. Allá, sin duda por la conocida situación imperante, 20 municipios se quedaron sin ceremonia del Grito de Independencia.

Hay en el país un cierto clima rijoso que en ocasiones, por lo visto, no tiene nada que ver con hechos delictivos o con quienes los protagonizan, Es el caso, vale reconocerlo, de lo ocurrido en Monterrey con la ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Loretta Ortiz Ahlf, a quien agredieron con un pastelazo. Grave de suyo el incidente, lo resulta todavía más cuando se sabe que los agresores fueron integrantes del Poder Judicial de la Federación de Nuevo León, quienes ejercían una protesta en las afueras del Congreso local.

Donde haya sido. Lo grave es el tenor de la agresión, así se haya tratado un pastel, lo que no le quita reprobación al incidente. Qué tiempos. Mientras tanto, durante el Grito en la Ciudad de México el presidente Andrés Manuel Obrador lanzó los “vivas” convencionales y agregó otros más que nunca antes había mencionado. Se ha vuelto más menos una costumbre que los mandatarios añadan, en ese evento tan señalado, vítores o recordaciones que no figuran en el marco de la tradición respectiva. A los “vivas” que enlistó, López Obrador marcó una serie de “mueras” con dedicatoria para la corrupción, la avaricia, el racismo y la discriminación.

Tuvo “vivas” significativos para el amor, los trabajadores mexicanos, los migrantes (“nuestros hermanos”), los pueblos indígenas, la grandeza cultural de México, todas y todos los mexicanos y la Cuarta Transformación. Finalizó con tres ¡Viva México!

Después hizo sonar la réplica de la Campana de Dolores. Como sabe la opinión pública, el que se comenta fue el último Grito de Independencia protagonizado por López Obrador.

Y no puede negarse que un evento como el que se menciona, disfruta convencional y prácticamente hablando de todo o el más completo beneplácito de la población mexicana en su conjunto. Siempre ha sido así. De alguna manera, los héroes de la Independencia están siempre en el ánimo o el aprecio de mexicanas y mexicanos. Sin duda, ello queda de manifiesto cada 15 y 16 de septiembre de cada año.

El catálogo de héroes y heroínas de la Independencia es amplio como es la historia respectiva de que se ocupa. Pero no hay duda de que la figura o la personalidad de Miguel Hidalgo y Costilla sigue siendo fuerte y señera al paso del tiempo. No se pretende hacer menos a nadie. Porque no es el caso y tampoco procedería. Tiene que reconocerse que la distinción histórica que se asocia con Hidalgo no es ni será cualquier cosa. Que alguien sea reconocido como el Padre de la Patria es algo que impresiona desde su mero enunciado. No hay duda de eso.

armentabalderramagerardo@gmail.com