Queja recurrente entre los gobiernos de los estados, sobre todo los del Norte del país, es la dispareja e injusta distribución de los recursos federales provenientes de la recaudación de impuestos.
En otras palabras, los estados donde más impuestos se recaudan, son los que menos participaciones y aportaciones reciben de parte del Gobierno federal.
Nuevo León, por ejemplo, contribuye con 8.5% de la recaudación total de impuestos de la Federación por concepto de ISR, IVA, IEPS, entre otros ingresos tributarios, pero sólo recibe el 4.6% del total de las participaciones federales, las cuales se derivan precisamente de la recaudación y capta 4.1% de las aportaciones que realiza la Federación, de acuerdo con datos del Centro de Investigación y Económica y Presupuestaria (CIEP).
En contraste, Chiapas que sólo aporta el 0.3% de los impuestos que recauda la Federación, recibe el 3.9% de las participaciones y además se lleva el 6.1% de las aportaciones federales, por arriba de Nuevo León.
Si esto mismo lo analizamos por regiones, entonces los seis estados fronterizos del Norte (incluyendo Sonora) aportan en conjunto el 23.0% de la recaudación federal total, pero en cambio sólo reciben el 18.3% de las participaciones y apenas el 17.1% de las aportaciones del gobierno federal.
En contraste, seis estados del Sur del País: Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Puebla, Tabasco e Hidalgo, contribuyen solamente con el 2.6% de la recaudación nacional, pero reciben el 18.6% de las participaciones y el 25.6% de las aportaciones federales, muy por arriba las entidades fronterizas del Norte.
El mismo fenómeno se repite con los impuestos locales que recaudan los gobiernos estatales de estas mismas entidades federativas.
En los estados de la frontera Norte, los ingresos estatales propios por impuestos locales equivalen al 5.9% de sus presupuestos totales, mientras que en los estados del Sur (Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Hidalgo, Puebla y Tabasco) representan sólo el 2.8%.
Esta carga de impuestos y la distribución de recursos federales tan dispareja, a decir de los gobernadores afectados, es un lastre para el crecimiento económico, el bienestar y la competitividad de sus estados.
Además, esto ha generado una dañina dependencia del dinero federal por parte de algunos estados, lo que a su vez limita las posibilidades de crecimiento y desarrollo.La inconformidad de algunos mandatarios ha llegado al punto de amenazar con abandonar el pacto federal, en caso de no modificarse esta problemática.
Por su parte, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) publicó este año el estudio "Hablemos de Ingresos en los Estados", en donde propone fortalecer la autonomía fiscal de los estados.
Según cifras de la OCDE, citadas en dicho estudio, los gobiernos estatales apenas recaudan directamente el 4.7% del total de los ingresos por impuestos en México, mientras que el Gobierno federal cobra el 93.6%.
En contraste, en un país desarrollado como Canadá la Federación recauda el 50%, mientras que los gobiernos de los estados se encargan de cobrar el 40% del total de los impuestos en ese país.
El IMCO también señala que de los 18 tipos de impuestos que pueden cobrar los estados en México, en promedio sólo recaudan seis, siendo el más importante el Impuesto sobre Nómina que representa el 72% de sus ingresos tributarios locales.
Otros impuestos que cobran los estados, aunque de menor importancia, son el de hospedaje y los que gravan sorteos y juegos de azar.
Finalmente, el instituto advierte que es tiempo de que las entidades federativas comiencen a recaudar más y de menor manera, sobre todo fomentando la aplicación de impuestos progresivos, es decir, que se cobre más a quienes más ganan. Quizás, ya es tiempo de una nueva convención nacional hacendaria.
Twitter: @GomezReyna