Con todas las dudas que esa encomienda pudiera traer, el secretario de Seguridad Pública en el país, el sonorense Alfonso Durazo Montaño, ha sido nombrado el "mesías" que vendrá a salvar el problema del gasoducto a su paso por Sonora.
Trabado como está, el conflicto no ha sido fácil ni para las autoridades estatales ni para las federales, pues incluso una autoridad judicial ya dijo que esa obra no debe pasar no solamente por el territorio de Loma de Bácum, el único que se opuso, sino por ninguno de los otros siete pueblos de la Tribu Yaqui.
Nadie ha podido con el paquete porque se empecinan solamente en ver el oro y dejan por un lado las exigencias y necesidades verdaderas de quienes ven en la mega obra otro atraco a los territorios indígenas.
En consecuencia, el Presidente de la República se vio obligado a nombrar a Durazo Montaño en esta encomienda de dialogar con Bácum.
Lo que no se sabe es si trae la consigna de convencer de que el gasoducto siga el plan inicial, conforme a los intereses de la constructora trasnacional, o bien que se haga un nuevo trazo que, según autoridades estatales y empresarios, les saldría mucho más caro.
Para la primera opción no se necesita intermediario alguno porque los yaquis bacumenses ya están convencidos de que por su territorio el gasoducto no pasa.
Pero ojalá y no quieran obligar a las autoridades tradicionales a abandonar su postura de defensa del suelo porque entonces el mesías puede salir crucificado y hasta sus aspiraciones a la candidatura al gobierno de Sonora puede perder.
Se estima que en pocos días el funcionario federal ya estará en pláticas con el gobierno tradicional y en menos de 15 tener una respuesta. Y por supuesto que les urge conocer la postura definitiva de los yaquis porque el proceso electoral está a la vuelta de la esquina y, seguro estoy, de esa interlocución dependerá mucho el destino de Durazo Montaño.
Los cercanos al de Bavispe ya andan diciendo por todos lados que la renuncia está prevista para noviembre y por eso ya se andan moviendo por todos lados.
Pero ojalá y la encomienda de Loma de Bácum no sea delegada a su vez en las manos del alcalde de Cajeme, Sergio Pablo Mariscal Alvarado, pues podría echar a perder cualquier gestión, como ya lo hizo en la pasada visita presidencial, para la cual prometió meter en el redil a los inconformes de Cócorit, pero, como ya se vio, fueron precisamente los que aguaron la fiesta con su toma de la carretera y vías del ferrocarril, que hasta hoy persiste.
En consecuencia, no fue solamente la camioneta del Alcalde cajemense la que salió aboyada durante la gira sino también el escaso prestigio que le quedaba y de ello incluso Durazo Montaño tomó nota.
Otros que están a la espera del Plan de Justicia para los pueblos yaquis son los agrotitanes del Valle del Yaqui, pues al menos 20 mil hectáreas de las mejores tierras de los indígenas están en sus manos, además del agua correspondiente.
Es por ello que durante la visita del Presidente de la República varios de ellos se apersonaron al evento para saber de qué se trataba el documento firmado. Aquiles Souque Brito y Plutarco Pérez Aguirre Elías Calles pudieron respirar en paz al saber que, al menos de momento, nadie habló de perjudicar a terceros.
En suma, los conflictos de la Tribu Yaqui habrán de determinar algunas decisiones sobre el ya próximo proceso electoral.
Y nadie quiere salir crucificado.
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