Por: Eduardo Sánchez
De seguro, arreglarse el copete hizo que Enrique Peña Nieto gastara de más durante su sexenio.Según los datos presentados ayer por el Instituto Mexicano para la Competitividad, al analizar la Cuenta Pública del Gobierno federal 2013-2018, en seis años, Peña Nieto gastó en total 1 billón 823 mil millones de pesos adicionales a lo originalmente previsto en su administración, es decir, una variación del 9%.
Eso quiere decir que de una proyección de gasto por 20.7 billones de pesos, en realidad erogó 22.5 billones de pesos.
Pero lo peor de todo se muestra en el siguiente párrafo:
"En el sexenio anterior, los presupuestos de egresos aprobados por la Cámara de Diputados no fueron confiables, pues las cuentas públicas no reflejan lo autorizado por los legisladores. No existió un contrapeso efectivo al Poder Ejecutivo que revisara las variaciones al presupuesto y las ampliaciones al gasto".
Se indicó que entre 2013 y 2018, la Administración tuvo un total de ingresos excedentes de 2 billones 338 mil millones de pesos, en promedio, y el sexenio tuvo una variación en ingresos del 11% entre lo estimado y lo recaudado. Este excedente equivale al saldo de la deuda conjunta de Pemex y CFE. Las variaciones en los montos recaudados del sexenio anterior reflejan una deficiente estimación de los ingresos y en algunos casos el uso discrecional de los mismos.
¿Y aún así el copetón anda quitado de la pena sin que alguien haga algo para que venga a explicar el desastre de su gobierno?
"Andará bien arreglado" diría alguien por ahí.
GOLONDRINAS A LEÓN LERMA
Pues como todo principio tiene un fin, resulta que el navojoense Arturo León Lerma se retira de la franela administrativa de los Naranjeros de Hermosillo como Director General y lo sustituye a partir de ayer, Pablo de la Peña.
El ex alcalde de Navojoa e incluso ex diputado federal estuvo al frente de la organización durante 14 años, tiempo durante el cual le tocaron tres campeonatos de los Naranjeros en temporadas de la Liga Mexicana del Pacífico.
"Estos 14 años que he pasado aquí, han sido los mejores años de mi vida porque he estado trabajando al lado de personas que han dado todo para que naranjeros mantengan y conserven la importancia de este club que es el más importante del beisbol mexicano”, dijo al despedirse.
CAMBIOS EN POLICÍA
Y hablando de retiros, Salvador Iriarte Borboa es desde ayer el nuevo comandante de la Policía Preventiva en Cajeme, en sustitución del comandante Marco Antonio López Félix.
Se veían venir cambios en la corporación, pero se esperaba que en otros niveles más altos, pues muchos sospechan que esos ataques a los agentes de las últimas semanas no han sido gratuitos sino que algo hay de fondo.
Es más, un regidor ya dijo que algunos integrantes de las filas policiacas están hasta el cuello con la delincuencia.
Y si los dos gobiernos anteriores no se animaron a sacar las manzanas podridas de la Policía Municipal, el actual debe trabajar en ese sentido porque si no la escalada de violencia nunca va a terminar porque al interior hay mafias e inmoralidad.
Según lo que se reveló, Iriarte Borboa se ha desempeñado durante esta administración municipal como comandante de Comisarías y Delegaciones, así como subcomandante de Tránsito.
Ya veremos cómo le va en su nueva encomienda.
FIELES MANIFESTANTES
Y como ya es costumbre, los maestros integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) volvieron a las calles para celebrar su día.
De nuevo solicitaron la reinstalación de los docentes cesados desde 2016 cuando se negaron a presentar los exámenes de oposición de la Secretaría de Educación Pública.
Ya se les ha dicho que están a punto de ser reinstalados e incluso se les dio un préstamo para su subsistencia, pero ellos saben bien que si se duermen en sus laureles, a las autoridades les es muy fácil olvidarse del tema.
Por ello, el profesor Valente Rentería sacó a relucir la molestia entre los cesados porque no se vale que por quedar bien se les prometa algo y luego no les cumplan. Si va a haber transformación, el número que sea, debe ser en los hechos, no en el discurso.