Sin un poquito de empacho, Javier Lamarque Cano dijo ayer que se suma a la lista de morenistas que buscarán ser candidatos a la Presidencia Municipal de Cajeme.
Ni qué decir de Andrés Salas Sánchez, a quien le dedican ya muchas salutaciones porque dicen será el "ungido" de Alfonso Durazo Montaño, sin saber bajo qué méritos.
Por lo pronto, seguimos con la presentación de lo que diversos personajes de la Cuarta Transformación han realizado como ciudadanos y profesionistas para, llegados momentos como los actuales, tratar de conseguir candidaturas a puestos de elección popular.
Mencionemos en esta segunda entrega al doctor Ovidio Alejandro Villaseñor López, quien es graduado en Ciencias Forestales por la Universidad Pinar del Río, de Cuba, pero también ha sido profesor de tiempo completo en el Itson e investigador tanto de esta Universidad como del Inifap en el noroeste del país.
Como Secretario de Imagen Urbana y Servicios Públicos realizó una labor bastante aceptable, al grado de que al dejar ese puesto el proyecto de los callejones del que estaba encargado se vino abajo, pues en la fusión de esa dependencia con Desarrollo Urbano no le entendieron a ese y otros temas y hoy muchos de esas vías mejoradas han caído en el abandono.
Alguien que no busca la alcaldía, pero si una diputación es el profesor Fausto Flores Guerrero, cuya labor al frente de Desarrollo Social del municipio iba viento en popa hasta que chocó con los "consentidos" de Presidencia Municipal, que lucharon con todo hasta que lograron bajarlo del barco.
Como docente, nos afirman, se ha desempeñado exitosamente en la formación de jóvenes críticos, reflexivos, analíticos y comprometidos con su comunidad, pero no solamente aporta en su clase sino que promueve actividades cívicas, culturales y deportivas en busca de una formación integral de los muchachos.
Ahora se suman a esta lista el hoy diputado federal Javier Lamarque Cano, quien si bien como regidor y alcalde tuvo un buen desempeño, hasta que la ambición por el poder lo perdió, en su tarea actual ha dejado mucho que desear.
Por principio de cuentas, sus representados ya no lo vieron mucho después de haber logrado el triunfo. A muchos sectores de la sociedad les hizo promesas que todavía hoy no cumple bajo el argumento de que es legislador de todos los mexicanos y no solamente de unos cuantos ciudadanos de su distrito.
Además, a los sectores productivos los abandonó con la ilusión esa de primero los pobres, pero en realidad ni siquiera ellos han recibido los beneficios que, se supone, se les harían llegar para mejorar las condiciones del campo.
Y por su lado Andrés Salas Sánchez es un empresario del ramo de la gastronomía al que en un momento determinado le gustó la política y se fue metiendo en los círculos cercanos del priismo cajemense hasta que vio que ahí no obtendría candidatura alguna y marchó al PAN bajo la sombra de su maestro Francisco Villanueva Salazar y, después, por lo mismo, se fue a Morena hasta despachar en Seguridad Pública federal los primeros dos años de esta administración.
En verdad, los jaloneos en Morena estarán a la orden del día a la hora de seleccionar al candidato a la Alcaldía de Cajeme (y las 71 restantes), por lo cual va a estar difícil que vuelvan a ganar, a menos, como se decía en anteriores entregas, a los acuerdos de las cúpulas de los partidos con el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Así se ha manejado siempre y no será la Cuarta Transformación la que cambie estas jurásicas prácticas.
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