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Las Plumas

Partidos y participación ciudadana

El reto será convencer a gran segmento poblacional para que acuda a las urnas, pues está decepcionado de ver políticos interesados en el lucimiento

Francisco Gonzalez Bolon

Aunque será una guerra encarnizada, las elecciones de 2024 no auguran nada bueno para los partidos políticos del país.

Afortunada o desafortunadamente, según se sea: Gobierno u oposición, los niveles de participación política en México son muy bajos en comparación con la población en edad de votar.

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Veamos: según las estadísticas oficiales, la República Mexicana tiene alrededor, más o menos, de 130 millones de habitantes. De ellos, 96.5 millones están inscritas en el padrón electoral.

Pero en las encuestas para definir una candidata, como la de Morena, por ejemplo, los participantes no pasaron de 12 mil 500 personas; es decir, una ínfima cantidad en comparación con el universo en oportunidad de votar.

De los inscritos en el padrón electoral, las estadísticas hablan de 26 millones 093 mil 629 personas de entre 18 y 30 años de edad; es decir, un 27% de la población considerada joven y que se mantienen indiferentes, en su mayoría, ante los llamados de los partidos políticos para participar.

Primero, los jóvenes aborrecen todo lo que tenga que ver con política y además las formas de comunicación con ese sector ya ha pasado de lo tradicional a lo digital y son pocos los que han diseñado estrategias para llegar hasta el alma joven.

Hay numeritos por ahí que evidencian un segmento de personas de entre 20 y 29 años como “el que menos señala pertenencia o mucho orgullo de ser mexicano, con un 84.7%, en comparación con el segmento de 60 años o más, con un 89.7%, en tanto que el 42.6% del segmento entre 18 a 19 años está interesado o preocupado por los asuntos del país, lo que resulta poco comparado con un 63.6% de la población de 60 años y más”.

El gran reto, entonces, será convencer a este gran segmento poblacional de acudir a las urnas, decepcionado como está de ver a políticos interesados más en el lucimiento personal que en acarrear beneficios para la comunidad.

Critican, por ejemplo, cómo el diputado Raúl Castelo Montaño, así como los regidores Zenaida Salido Torres y Pedro Chávez asisten a la boda de unos adultos mayores, pero cuando los buscan para una gestión a favor de los ciudadanos, no los encuentran.

Es que ha llegado el momento electoral en el que los políticos que acuden a una boda, quieren ser los novios; o si van a unos XV años, quieren ser la quinceañera, o si a un funeral, el muerto, el caso es ser protagonistas para que las cámaras los enfoquen a ellos solamente.

Muchas personas hablan de su decepción porque los regidores llegan incluso a bloquearles sus números telefónicos cuando se les piden gestiones ciudadanas o ya por lo menos que trabajen en programas para garantizar la paz en Cajeme, pues los hechos violentos son cada vez mayores y los integrantes del Ayuntamiento hacen como que la virgen les habla.

Y no son solamente los sumisos de Morena sino que los de otros partidos como Verde Ecologista y Movimiento Ciudadano solamente tienen puesta su mira en quedar bien con la autoridad municipal para que los apoye incluso con sus empresas, pero olvidan a los cajemenses que día con día ven cómo la ciudad se cae a pedazos producto de las balaceras, las calles en mal estado o los drenajes malolientes desbordados en la vía pública.

Lo que sea de cada quien, el actual Ayuntamiento le ha ganado a otros que suponíamos mediocres en su actuar, pero los de hoy les dicen quítate que ahí voy yo, pues prácticamente todos están supeditados a la voz del alcalde Javier Lamarque Cano y son escasas las voces discordantes de lo que él les ordena.

Malo para los cajemenses y malo para los partidos políticos que están a punto de nuevo de lanzarse a las calles a conquistar el voto. Ya veremos el derroche de “regalos” que tendrán que usar los políticos para quedar bien con los ciudadanos, pues es la nueva manera de “convencerlos” de que voten por ellos ya que de programas de gobierno mejor ni hablan porque no saben con qué se comen.

En fin, ojalá las elecciones próximas signifiquen una evolución en la participación ciudadana y no seguir en la apatía y conformismo ciudadano de estirar la mano por la dádiva que desde los impuestos el Gobierno está repartiendo solamente con miras electorales.

La verdad, si no se pone en su real lugar a los partidos y a los políticos, la mediocridad seguirá como el lastre mayor de un país con enormes recursos pero una población sumisa y sin aspiraciones.

Ojalá ahí sí haya una transformación. Ojalá.

Comentarios: franciscogonzalez.bolon@gmail.com