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Las Plumas

PAN, de opositor respetable a aliado incómodo

Francisco Gonzalez Bolon

El título, como el cuerpo de este texto, son de Marcelino Pérez Arenas, un empresario de la masa y la tortilla cuyo padre fue panista de sangre azul.

Él, alguna vez militó en el PRI, donde hizo algunos buenos amigos, pero luego emigró al PAN porque la nomenklatura priista siempre se vio muy cerrada en oportunidades, que le llegaban solamente a los amigos o compadres.

Hoy, con una alianza entre PRI y PAN casi a la vista, Pérez Arenas asegura que no es lo mejor que puede pasarle a la democracia.

Pero mejor le dejo el texto completo para que usted lo analice y emita sus razonamientos:

“Gómez Morin y Adolfo Christlieb postulaban “la conquista del poder no debe consistir en una simple sustitución de hombres”.

“En 1958 decía el Fundador Manuel Gómez Morin que “La lucha por llevar al poder a determinados hombres, solo tiene pleno sentido de bien común cuando se hace con objeto de que esos hombres puedan cumplir un programa, de acuerdo con esas necesidades y aspiraciones sociales”.

Y en 1964 el otro gran ideólogo Adolfo Christlieb Ibarrola escribió:

“No luchamos por integrarnos en las responsabilidades del poder, para que en México se realice una simple sustitución de hombres, porque consideramos que como tales seamos mejores que otros mexicanos que tienen capacidad y preparación para servir al país; ni queremos hacer del poder trinchera para defender intereses de grupo alguno, cualquiera que sea, ni menos aspiramos a dirigir los destinos de la nación por afán de ejercer el dominio sobre los hombres”.

“Ambos siempre advirtieron que la lucha de su Partido no era únicamente por la obtención del poder por el poder mismo o por el simple cambio de hombres en el gobierno.

“Consideraban que la acción de los partidos políticos auténticos, de ninguna manera queda confinada a lo puramente electoral, ya que la actuación puramente electoral es transitoria, instrumental, y antes y después de ella, en el triunfo o la derrota, los ciudadanos y los partidos políticos genuinos deben, sobre todo, insistir en el programa.

“Ese fue el espíritu con que se fundó el partido en México, hoy vemos que desesperadamente aprueban una alianza poco común, inusual, sin programa, con motivaciones poco creíbles, mayoría en el Congreso, esta fue inalterable durante décadas a pesar que la lograban con métodos poco convincentes; rescatar a México, llega un poco tarde el propósito después de sexenios infames que nos llevaron a la actual situación política, económica y social.

“Continuar implicaría aceptación, compromiso y posiblemente en el futuro inmediato complicidad, me retiro y espero que quienes continúen tengan tiempo para reponer el camino”.

Como Marcelino Pérez Arenas, varios otros panistas dicen no estar de acuerdo con la unión partidista que solamente sirva para obtener el poder por el poder.

Hay quienes defienden estas acciones puestas en práctica en otras naciones, sobre todo en Europa, y a las cuales les ha ido bien en el ejercicio del poder. Claro, son otras culturas y otras conductas cívicas.

Pero, en definitiva, será la población la que decida el 6 de junio si este tipo de alianzas le conviene a la democracia. Ya veremos.

Comentarios: francisco@diariodelyaqui.mx