Otra renuncia al PRI
Enrique de la Madrid
Las cosas en el PRI se tornan cada vez más complicadas. No puede ser otra la conclusión a la luz de hechos que se explican por sí solos. Tales hechos son los que tienen que ver con la renuncia de militantes a las siglas tricolores. Las evidencias en ese sentido se producen cada vez con mayor regularidad, como sabe y ha tomado nota la opinión pública.
Acaba de suceder prácticamente el más inmediato de esos lances. Corrió a cargo ni más ni menos que de Enrique de la Madrid Cordero, hijo de Miguel de la Madrid Hurtado, ex presidente de México. No estamos en presencia de una especie de fin del mundo por más significación política que tenga o no la ubicación pública del dimitente tricolor. Pero la verdad es que no puede negarse que se trata de un personaje priísta de primera línea que en 2023 compitió por la candidatura presidencial de su partido. También trabajó con los presidentes Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto, panista el primero, priísta el segundo.
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No le fue del todo bien en su búsqueda de la candidatura presidencial opositora (PRI, PAN, PRD) apenas en la ocasión anterior. Acaso podría pensarse que, con ese no muy brillante ejercicio para elegir candidato presidencial, y el posterior resultado de la contienda respectiva, se iniciaron los serios, y no falta quien sostenga que hasta definitivos, quebrantos orgánicos del partido tricolor. Todo cabe dentro de lo posible. Y, en efecto, todo permitiría pensar o suponer que así podrían haber sido los hechos.
De entonces a la fecha se ha venido complicando en extremo la proyección de un partido como el PRI. Insístase en que, por supuesto, la renuncia suscrita por De la Madrid Cordero no marca el fin del camino priísta. Aunque tampoco ayuda al fortalecimiento institucional del partido. Debe ser propio asumir que le perjudica sobremanera en esta particular coyuntura y en la que podría estar a la vuelta de la esquina.
Empero, no deja de sorprender que los mandos priístas de hoy (antaño tan proclives al estruendo verbal) no digan mayores palabras sobre las renuncias que se han venido generando en las filas del institucional. En cualquier otra parte, donde la política se ejerza con algún asomo de lógica, la reacción normal sería que los jerarcas del partido afectado comentaran lo que les está sucediendo. Porque hacer de cuenta que no está pasando nada, cuando las cuarteaduras o los hoyancos en una estructura están acumulándose, equivale a hacerse de la vista gorda, cuando lo que se necesitaría precisamente tendría que ser una visión más o menos responsable y solvente. Nada más para ver lo que se tenga que ver.
Por lo visto, Enrique de la Madrid Cordero tiene planes políticos. Una declaración suya reciente lo explica todo. "Debo cambiar de espacio porque muchas veces no te oyen si lo dices desde el mismo lugar". Así lo dijo en una entrevista en el programa de mediodía de Joaquín López Dóriga en Radio Fórmula. Sin muchas medias tintas de por medio, también expresó: "En México hay una clara crisis en los partidos políticos de oposición. ¿Cómo es posible que en la alianza no fuimos capaces de cubrir todas las casillas?" (Se refiere a la alianza que hizo la oposición).
Pues sí. Tal es lo único que se ocurre añadir a esa afirmación suya. Increíble pero cierto. Claridoso, también señaló que los partidos políticos reciben millones de recursos y lo menos que pueden hacer es cubrir las casillas. Sin duda. Cuánta verdad hay en estos señalamientos. Este episodio que se describe fue terrible para la seriedad o los bonos de la oposición. Que los tres grandes partidos políticos de entonces, reconocidos así en el país, no hayan podido ocupar todas las casillas de una elección presidencial, debió ser demoledor y frustrante.
De entonces a la fecha tomó forma una realidad política y social que había empezado a consolidarse desde unos años atrás. Hoy esa realidad hace notar una extrema y adversa contundencia sobre la oposición que no se ve cómo podrá remontarla, si es que recobra ánimos orgánicos para hacerlo. De momento, una tarea así se antoja poco menos que imposible, dicho sea, con meridiana franqueza o cordialidad.
La tarea en ese sentido se advierte que puede ser complicada, habida cuenta de las circunstancias políticas generales y particulares que existen hoy en un país como el nuestro. Pero los teóricos en la materia sostienen que la política a veces puede ser el arte de lo imposible en la vertiente que tiene que ver con la conquista del poder. Tal conquista, sin embargo, es la que distingue o justifica la actividad política desde que los tiempos son tiempos. Ni más ni menos...
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