Operativo vial en Navojoa

El caso de los bulevares

Por: Gerardo Armenta

En materia de circulación vial, en Navojoa se han detectado autos que circulan con velocidades superiores a más 100 kilómetros por hora. Conviene añadir, para mayor comprensión del tema, que este dato no pertenece a ninguna película local de ciencia ficción. Tiene origen oficial, incluso. Prueba de ello es que fue proporcionado por Lázaro Parra Portillo, comisario de Seguridad Pública Municipal.

El pormenor aludido, entonces, muestra un origen del todo creíble. Pero aun así sigue asombrando: circular vehicularmente por calles navojoenses a más de 100 kilómetros por hora, por más que alguien se declare adicto a las emociones fuertes, no parecerá nunca una actitud consciente o mentalmente sana. Aunque, por lo visto, hay quienes la asumen en la ciudad, si bien, por fortuna, no han causado una tragedia citadina de gigantescas dimensiones.

Sin duda, lances como el descrito, además de otros quizá no tan espectaculares, pero igualmente riesgosos, se deben a que en el ámbito navojoense existe una falta de lo que cabe o es preciso asumir como responsabilidad o cultura vial. Una actitud de esta naturaleza ha empezado a generarse particularmente en algunos sectores de la ciudad. Eso es positivo, porque las autoridades hablan de un descontrol en la circulación vehicular.

Es evidente que les asiste la razón. Por eso se tomó la decisión de mantener en curso un operativo de carácter vial a cargo del área de Seguridad Pública. El propósito radica en impedir el riesgo de accidentes vehiculares citadinos. Se trata del Operativo Radar, el cual principalmente se está aplicando en algunos bulevares. En éstos es donde se han detectado autos que circulan a más de 100 kilómetros por hora.

¿Se imagina usted un auto desplazándose en un bulevar a esa velocidad? Si en una carretera formal trasladarse vehicularmente bajo esa marcación, puede ser una alegre y propia invitación al suicidio, en una calle citadina el riesgo existencial propio y ajeno se cuadriplica por sí solo. Lo anterior bien podría entenderse, en un inopinado juego de ciertas circunstancias, como un declarado intento de retar fatídicamente a la misma muerte o como un desafío a las reglas de Tránsito vigentes y a todas las demás que se quisieran invocar.

En materia de tránsito o vial, aunque también pudiera decirse que, en una buena perspectiva urbana, Navojoa tiene en su trazo citadino bulevares afamados como los identificados como Sosa Chávez, Luis Salido y Cuauhtémoc, de muy buen trazo y perspectiva, lo que sea de cada quien. Pero ocurre que en esas vialidades es donde suelen ser notorias las altas velocidades en la circulación vehicular.

Los hechos al final se explican por sí solos. "Lamentablemente, muchas personas no respetan los altos y señalamientos, transitan a exceso de velocidad y empiezan a protagonizar accidentes, que es lo que estamos buscando evitar". Así lo dijo, con significativa claridad, el comisario de Seguridad Pública Municipal.

La explicación de Lázaro Parra Portillo se acredita por sí sola sin mayores complicaciones en lo que concierne a su significado. Ciertamente, muchas personas no respetan los altos y señalamientos. O bien transitan a exceso de velocidad y así es como se producen los percances viales. No debe ser fácil abatir del todo la incidencia citadina de esa clase de percances. Quizá deba asumirse que normalmente eso es imposible de lograr por todas las razones que resulte dable imaginar o exponer.

Pero sí debe ser posible reducir o aminorar la estadística de percances vehiculares, sea ésta la que sea en un momento dado. En el último de los casos, no puede negarse que Navojoa es una ciudad que ha crecido enormemente. Esta medida se refleja no sólo en datos de población, sino en el obvio panorama que se observa cotidianamente en las calles y avenidas de la ciudad. Unas y otras se advierten diariamente ocupadas por autos y transeúntes, lo cual representa una imagen sustentada en un entendible crecimiento urbano.

Pero resulta obvio que una expansión urbana citadina, por más grande o pequeña que se quiera asumir, no debe ignorar en su reglamentación los mandatos del área de tránsito. Éstos son o deben ser fundamentales o decisivos para que el orden urbano no se convierta en un esquema sin ley. A veces olvidamos la necesidad o exigencia de que esa reglamentación vial se cumpla al pie de la letra, incluso en sus ordenamientos más simples o elementales.

Es entonces cuando se relaja el orden urbano o vial que debe existir y sobrevienen los accidentes. Y es entonces también cuando se aplican los operativos de rigor para impedir que cundan el desorden y los accidentes en la circulación vehicular. Y también el orden procede con el fin de evitar los casos de vehículos que alcanzan una velocidad de...más de 100 kilómetros por hora.

armentabalderramagerardo@gmail.com

 


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