Navojoa y parquímetros
Ante el uso de pirotecnia
Tras 15 años de vigencia terminó el contrato que hizo posible en Navojoa el funcionamiento de parquímetros en el Centro de la ciudad. No se sabe si procederá o no renovar ese contrato. Extrañamente nada se dijo en ese sentido en el marco del anuncio respectivo. Un anuncio que se formuló a través de un comunicado oficial.
No se sabe, entonces, qué pasará con los parquímetros en Navojoa. Al parecer su instalación nunca dejó contenta del todo a una buena parte de la ciudadanía local. De momento, al vencerse el contrato respectivo y no existir quién se responsabilice por el servicio, el estacionamiento vehicular en el centro navojoense no costará un centavo, porque los parquímetros estarán sin funcionar. El asunto está en lo que burocráticamente se denomina como entrega-recepción por parte del patronato y las autoridades.
Noticia Relacionada
También se ignora cuánto tiempo podrá durar ese mecanismo, que podría entenderse un tanto decisivo, aunque quizá no del todo fundamental o decisivo. En el ínter, sin embargo, lo que seguramente interesará más a la ciudadanía es saber si se mantendrá el servicio de parquímetros y a qué costo. Poco o nada se supo a menudo a lo largo de todo este tiempo sobre el patronato respectivo.
Quizá porque esa actitud publicitaria no venía precisamente al caso. Sus cuentas fueron dadas a conocer cuando era preciso hacerlo. A lo largo de 15 años el suyo fue un trabajo que no necesitó mucho de la resonancia pública, lo que le generó comentarios generales en contra. Cabe señalar que el Patronato de Parquímetros asumió como tarea el rescate urbanístico del centro cívico y comercial de Navojoa, un objetivo logrado en buena medida, a lo largo de cinco etapas de modernización, así denominadas públicamente.
En lo inmediato, como se comenta, hoy no se sabe qué pasará con los parquímetros y el patronato respectivo. Es obvio que tendrán que generarse avisos oficiales al respecto. En la frialdad de los hechos, el contrato existente en la materia se ha cumplido. ¿Vendrá otro convenio? ¿O vendrá otro patronato? Todo cabe dentro de lo posible. Pero mejor será esperar los anuncios oficiales que clarifiquen la situación.
Tocante a otro asunto, cabría señalar que "Navojoa tuvo una tranquila Navidad". El saldo respectivo fue blanco. Los días 24 y 25 de diciembre sólo se produjeron "incidentes menores". Tal, por ejemplo, cinco incendios pequeños, sin mayores consecuencias. Pero el hecho es que fueron provocados por el uso de...pirotecnia.
Un reporte como el anterior fue presentado por Edmundo Valdez, titular de la Unidad Municipal de Protección Civil y Bomberos. Sin embargo, la piedrita en el arroz fue, para variar, el uso desmedido de pirotecnia en la celebración navideña. Es probable que ningún experto en el tema le encuentre a esta tradicional fiesta alguna relación con el desmedido uso y tronar de cuetes durante la Nochebuena y el arribo de la Navidad. Resulta un tanto extraño que, en la a veces discutible modernidad de hoy, se incurra con tanto fervor en la práctica de una actitud tan elemental y peligrosa como la pirotecnia, o sea, la quema y el tronar de lo que puede entenderse como verdaderos explosivos.
El problema del problema es que siempre se dice lo mismo en la víspera por parte de las autoridades: que harán todo lo posible para evitar la multiplicación de este temerario modo de pasar el rato en una noche de suyo tan especial como la del 24 de diciembre. Esta actitud más o menos colectiva que se describe tiene ya consigo una sólida carta de naturalización en el ámbito navojoense. Es notorio que al paso de los años se ha consolidado como una rutina infaltable antes y después de la cena navideña.
No se repara en el riesgo o los peligros que entraña sumarse a su práctica con un entusiasmo y valor dignos de mejor causa. Las autoridades a menudo no pueden hacer mayor cosa para evitar la curiosa costumbre a que se alude. Quizá, o seguramente porque, en estas alturas, tal costumbre dispone de una sólida carta de naturalización contra la que ya no es posible hacer nada por parte de las autoridades, excepto formular sentidas exhortaciones para que no se practique la pirotecnia.
Pero sin duda al final todo resulta inútil. Y en la contraparte parecería que cada vez es mayor en número e intensidad el uso de pirotecnia con fines de esparcimiento y celebración. Y todavía falta la noche del Año Nuevo.
armentabalderramagerardo@gmail.com